A propósito de “daños auditivos”: verde y con puntas… ¡guanábana! Por Giraldo Mazola*
Aparte de mi vocación frustrada de ser médico tengo una instintiva atracción por las informaciones sobre afecciones en los oídos pues cuando me torturaron en el desaparecido Buró de Investigaciones en 1958, con lo que entonces se denominaba “teléfono” que consistía en que mientras el comandante Medina te sentaba frente a él y te preguntaba por tal o cual cosa, un fornido energúmeno se acercaba por detrás y te golpeaba simultáneamente con sus manazas por ambos lados de la cara para de esa forma afectarte los oídos.