Señor Presidente,
El tema 15 de la Agenda de la Asamblea General nos recuerda que la paz no es solamente la meta a lograr sino también el objetivo supremo a preservar.
No puede haber paz sin el pleno respeto a la soberanía de los Estados; no puede haber paz sin el respeto a la libre determinación de los pueblos y a la integridad territorial de los Estados.
Hay que poner fin a la violencia, respetar la vida, ponderar el diálogo y la cooperación; hay que hacer énfasis en la educación y en la transmisión de valores para la paz.
Cuba observa con preocupación que la profunda fisura que divide a la sociedad humana en ricos y pobres y la disparidad cada vez mayor que existe entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo plantean una grave amenaza para la prosperidad, la paz y la seguridad y la estabilidad mundiales.
Estamos convencidos de que para preservar y promover la paz, las políticas de los Estados deben orientarse hacia la eliminación de la amenaza de la guerra, particularmente la guerra nuclear; el compromiso con el arreglo pacífico de las controversias internacionales y el respeto y la promoción del derecho al desarrollo.
En la promoción y formación de una cultura de paz se requiere condenar todos los actos, métodos y prácticas de terrorismo, incluido el terrorismo de Estado y tomar acciones concretas para combatir este flagelo.
Señor Presidente:
Observamos con preocupación que subsisten fenómenos como la intolerancia y la discriminación por motivos étnicos, religiosos o raciales; la amenaza y uso de la fuerza; la promoción de agendas encubiertas de cambio de régimen en países en desarrollo; el desarrollo de nuevos y más sofisticados armamentos; la persistencia de grandes arsenales nucleares. Todos estos fenómenos atentan contra las posibilidades reales de hacer avanzar una cultura de paz.
Poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba sería una acción a favor de la paz y la solución pacífica de las diferencias.
Señor Presidente:
Solo es posible reproducir paz si ella responde a un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida: a una verdadera cultura de paz.
Cuba considera que la educación es la vía para la contribución a la promoción de una cultura de paz a través de la inclusión del estudio de diversas culturas y civilizaciones en los programas docentes, incluyendo idiomas, historia y filosofía sociopolítica, así como el intercambio de conocimientos e información sobre ellas.
A su vez, destacamos el rol de los medios de información para difundir los valores humanos y la necesidad de que, a través de una conducta ética, contribuyan al respeto mutuo entre las civilizaciones.
Por último, reiteramos la plena vigencia de la Proclama de América Latina y el Caribe como una Zona de Paz, adoptada por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños desde enero de 2014; y de la Declaración y el Programa de Acción sobre una Cultura de Paz y reafirmamos que la paz es un requisito fundamental para la promoción y protección de todos los derechos humanos de todas las personas.
Muchas gracias.