Señor Presidente:
Cuba reitera la voluntad de cooperar con todos los órganos e instituciones de Naciones Unidas vinculados a los derechos humanos que sean de aplicación universal y no discriminatoria y sobre la base de lo estipulado en la resolución 68/268 de la Asamblea General, que trazó pautas para el fortalecimiento y la mejora del funcionamiento del sistema de los órganos de tratados; lo cual no implica el establecimiento de nuevos mecanismos que sobrepasen lo estipulado en la propia norma.
Confirmamos nuestra voluntad de diálogo, sustentada en el respeto recíproco, la aceptación de la igualdad soberana y el reconocimiento al derecho de cada pueblo a escoger su sistema político y sus instituciones.
Resulta importante velar porque en el desarrollo de su labor, los órganos de tratados no creen nuevas obligaciones jurídicas que no estén contempladas en la norma internacional de la cual el Estado es parte.
Los órganos de tratados no deben dejar espacio a la manipulación y a la politización, pues laceran su papel. Ello puede ocurrir si sus presidentes aprueban directrices y otras disposiciones sobre aspectos que generan una polarización y división entre los Estados miembros, por las posibilidades de aplicación subjetiva, sesgada, selectiva y manipulada de estas regulaciones.
Por otra parte, estamos convencidos de que un funcionamiento eficaz y objetivo de los órganos de tratados requiere una representación geográfica equitativa y genuinamente diversa de sus miembros.
Señor Presidente:
Cuba reafirma la plena vigencia de la Declaración y Programa de Acción de Viena.
La Declaración estableció el compromiso de todos los Estados de cumplir sus obligaciones de promover el respeto universal, así como la observancia y protección de todos los derechos humanos y de las libertades fundamentales de todos de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, otros instrumentos relativos a los derechos humanos y el derecho internacional.
Dicho documento también reafirmó el derecho al desarrollo como derecho universal e inalienable y como parte integrante de los derechos humanos fundamentales, y refrendó el principio de que la democracia se basa en la voluntad del pueblo, libremente expresada, para determinar su propio régimen político, económico, social y cultural, y en su plena participación en todos los aspectos de la vida.
Resulta lamentable que el gobierno de los Estados Unidos mantenga una actuación contraria a lo acordado en la Declaración, con un patrón de violaciones sistemáticas de todos los derechos humanos y una muestra de su desprecio al multilateralismo y a los principios de las Naciones Unidas.
Cuba seguirá defendiendo la cooperación genuina, el respeto mutuo, la verdad, la justicia, la universalidad, la imparcialidad y la no selectividad en el tratamiento de los derechos humanos.
Muchas gracias.