Sr. Presidente:
Mi delegación se adhiere a la intervención de Palestina en nombre del Grupo de los 77 más China.
A cuarenta y cuatro años de la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer y a casi veinte y cinco años de aprobada la Declaración y Programa de Acción de Beijing, se han registrado importantes avances: el número de niñas escolarizadas ha aumentado, al igual que el de mujeres que trabajan de forma remunerada y que son elegidas para desempeñar responsabilidades públicas y funciones de liderazgo. Las mujeres han adquirido mayores derechos de propiedad y herencia de bienes al casarse y divorciarse en los mismos términos que los hombres y de acceso al empleo. Estos avances demuestran que es posible reducir las desigualdades de género a través de actuaciones públicas.
Sin embargo, pese a que estos logros son muy importantes, todavía no puede decirse que, a nivel mundial, hombres y mujeres disfruten de iguales derechos.
Las mujeres constituyen el 70% de los más de 2 mil 700 millones de pobres en el mundo y dos tercios de los casi 800 millones de personas adultas analfabetas. Más de 300 mil mueren cada año por complicaciones evitables durante el parto, el 99% en los países del Sur.
Cerca del 90% de las víctimas de las guerras son civiles; de ellos, la mayoría mujeres, ancianos, niñas y niños. Su representación en los parlamentos a nivel mundial solo alcanza el 24,3%.
Para avanzar hacia la plena realización de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer es preciso, ante todo, el logro de un orden internacional justo y equitativo, que erradique la pobreza y el hambre, ponga fin a los conflictos bélicos, privilegie al ser humano por encima del capital y preserve el medio ambiente.
Sr. Presidente,
Cuba se enorgullece de mostrar resultados tangibles en el avance y empoderamiento de las mujeres y niñas. Fuimos el primer país en firmar y el segundo en ratificar la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.
La nueva Constitución de la República mantiene y reafirma el principio de igualdad y no discriminación. Asegura a las mujeres el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, las protege de la violencia en cualquiera de sus manifestaciones y espacios, crea los mecanismos institucionales y legales para ello. Todo ello refuerza el compromiso expreso del Estado con el principio de igualdad de género.
En Cuba, la presencia de las mujeres en la Asamblea Nacional del Poder Popular asciende a un 53,22 %, siendo el segundo parlamento del mundo con mayor participación femenina.
La educación universal y gratuita es fundamento estratégico para impulsar la participación y empoderamiento de las mujeres y las niñas, así como avanzar en la erradicación de prejuicios y todo tipo de discriminación y violencia.
Los derechos sexuales y reproductivos, incluidos el derecho al aborto y la elección libre y responsable sobre su fecundidad, están garantizados y forman parte de los servicios de salud.
Señor Presidente:
La eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas requiere la eliminación de todas las medidas coercitivas unilaterales. En este sentido, el recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba por casi 60 años es un obstáculo para el desarrollo pleno del país y el adelanto de las mujeres; y constituye, además, una forma de violencia directa e indirecta que impacta y entorpece el disfrute de los derechos fundamentales de las mujeres cubanas, incluyendo su derecho al desarrollo.
Permítame concluir reafirmando la voluntad política de Cuba para cumplir con los acuerdos internacionales adoptados en materia de derechos de la mujer.