75 AGNU: Intervención de Cuba en Primera sesión regular de la Junta Ejecutiva de ONU-Mujeres. Nueva York, 15 de febrero de 2021

Para empezar, quisiera reiterar nuestro agradecimiento a ONU-Mujeres por los esfuerzos realizados en estos tiempos difíciles. ONU-Mujeres ha sido una voz firme a la hora de abordar las consecuencias socioeconómicas de la COVID-19 en la vida de las mujeres y las niñas en todo el mundo, y la integración de una perspectiva de género en la respuesta y recuperación de la pandemia.

Antes de la pandemia, ya vivíamos en un mundo desigual, marcado por un orden internacional injusto que protege la riqueza de los ricos mientras reproduce la exclusión de los pobres. La COVID-19 ha evidenciado estas desigualdades, que sufren millones de mujeres y niñas en todo el mundo, y las ha exacerbado.

Las mujeres están sobrerrepresentadas entre los trabajadores de primera línea, el personal sanitario y el sector informal. En muchos países, las mujeres siguen cobrando menos que los hombres por el mismo trabajo, y tienen empleos menos seguros. Constituyen el 39% del empleo mundial, pero representan el 54% de la pérdida de puestos de trabajo. Estas cifras hablan por sí solas.

Si queremos cambiar esa situación y hacer realidad el imperativo moral de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, es necesario un mayor compromiso. ONU-Mujeres será fundamental en ese empeño, y el plan estratégico 2022-2025 debe contribuir a ese objetivo.

La elaboración del plan estratégico debe tener en cuenta las realidades y los contextos nacionales de los países en desarrollo. Su aplicación a nivel de país debe llevarse a cabo en plena consulta con las autoridades nacionales.

Sin embargo, ONU-Mujeres y su nuevo plan estratégico no serán suficientes. Lo más importante es una mayor cooperación y solidaridad internacionales, en particular con los países en desarrollo, que serán los que soporten la mayor carga de la pandemia.

Es necesario el multilateralismo, a fin de fomentar un entorno internacional propicio para el desarrollo social y económico. Las medidas coercitivas unilaterales, con sus graves consecuencias para los derechos humanos y el bienestar de las mujeres y las niñas, son contrarias a ese espíritu. Los países sometidos a estas medidas, incluido el mío, se enfrentan a obstáculos adicionales para responder y recuperarse de la pandemia.

El bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, recrudecido sin precedentes en medio de la COVID-19, es el principal obstáculo para nuestro desarrollo socioeconómico, y constituye una grave violación de los derechos humanos de nuestro pueblo, incluidas las mujeres y las niñas.

No obstante, seguiremos avanzando en materia de igualdad de género, a pesar de los efectos del bloqueo, y continuaremos apoyando los esfuerzos de ONU-Mujeres y de la comunidad internacional para responder y recuperarse de la pandemia de manera que se construya un mundo justo para todos, incluidas las mujeres y las niñas. 

Muchas gracias.