Señora presidenta,
La labor del Grupo de Trabajo de Composición Abierta sobre el Envejecimiento es de gran importancia para Cuba. El envejecimiento poblacional es uno de los retos socio-demográficos más complejos que enfrenta nuestro país.
Gracias a la obra de la Revolución en favor de la salud y el bienestar de su población, hoy la esperanza de vida en Cuba alcanza los 78.45 años; y hacia el 2030, se prevé que el 30% de nuestra población tenga 60 años o más.
Estos positivos resultados suponen, a la vez, importantes desafíos para un pequeño país en desarrollo como Cuba, sometido además a seis décadas de bloqueo económico, comercial y financiero por parte de Estados Unidos, que se ha recrudecido en tiempos de pandemia, que afecta directamente a los adultos mayores y dificulta la atención de sus necesidades específicas.
En tal sentido, la protección y atención de los adultos mayores, como responsabilidad compartida entre la familia, la comunidad y el Estado, forma parte de los esfuerzos para actualizar nuestro modelo de desarrollo, perfeccionar el marco jurídico-institucional del país, responder a la pandemia y recuperarnos de esta.
Señora presidenta,
Antes de la COVID-19, las personas mayores ya eran víctimas habituales de la pobreza, la malnutrición, la falta de atención médica, el costo prohibitivo de medicamentos y la inseguridad económica.
Sin embargo, la crisis socio-económica generada por la pandemia arriesga un empeoramiento significativo de la situación de millones de adultos mayores, incluyendo en países altamente desarrollados, pues los programas de protección y seguridad social suelen ser los primeros sacrificados en los paquetes de ajuste fiscal.
Por tanto, en ese contexto, deberá promoverse el respeto de los derechos humanos en la vejez, y crear un ambiente que potencie todas las capacidades, autonomía e independencia de las personas de edad.
Con ese propósito, apoyamos los esfuerzos encaminados a elaborar un instrumento internacional jurídicamente vinculante, amplio e integral, para promover y proteger los derechos y la dignidad de las personas de edad. Ello permitiría tratar con mayor profundidad y amplitud esferas no suficientemente abordadas en las normas actuales, incluidas las que figuran en las convenciones de derechos humanos de las Naciones Unidas y las desarrolladas por la práctica de los órganos de tratados de derechos humanos.
Cuba tiene toda la disposición de participar en ese esfuerzo, con el fin de contribuir a un envejecimiento con calidad de vida y dignidad para todos.
Muchas gracias.