Señora presidenta:
Mientras continúen la selectividad, las prácticas punitivas, los dobles raseros y la manipulación política, en particular contra países del Sur, la comunidad internacional no podrá avanzar, verdaderamente, en materia de promoción y protección de todos los derechos humanos para todas las personas.
Estos nocivos fenómenos ya hicieron desaparecer la Comisión de Derechos Humanos. Sin embargo, pareciera que no se ha aprendido la lección, puesto que estas prácticas son cada vez más comunes en las labores del Consejo de Derechos Humanos y amenazan con deslegitimarlo.
Es lamentable que algunos países pretendan utilizar al Consejo de Derechos Humanos y sus procedimientos especiales con fines hegemónicos, ajenos al mandato de este órgano.
Se visibiliza la situación de países en desarrollo, varios de los cuales sufren de la imposición de medidas coercitivas unilaterales; mientras se guarda silencio cómplice ante los atropellos cotidianos a los derechos humanos que ocurren en países desarrollados.
En tal sentido, reiteramos la necesidad de que prevalezcan los principios de universalidad, objetividad y no discriminación al abordarse la cuestión de los derechos humanos; y recordamos que los titulares de procedimientos especiales deben observar el Código de Conducta adoptado durante el proceso de construcción institucional del Consejo de Derechos Humanos.
La selectividad provoca confrontación, y no mejora la situación de los derechos humanos en el terreno. El diálogo permite identificar desafíos comunes, comprender y llegar a respetar las diferencias.
Por eso es tan relevante el Examen Periódico Universal, único mecanismo que permite el análisis integral de la situación de derechos humanos en todos los países y en pie de igualdad.
Los derechos humanos están fundamentados en valores universales y compartidos, por lo que no le pertenecen exclusivamente a ningún sistema político, económico, social o cultural, ni a ninguna forma de civilización. Por tanto, deben cesar los intentos de imponer la visión de unos sobre el resto.
Señora presidenta:
El fortalecimiento del Consejo de Derechos Humanos, sobre la base de su mandato y su carácter de órgano subsidiario de la Asamblea General, es un objetivo que compartimos, y que debe perseguirse en estricto cumplimiento del llamado “Paquete de Construcción Institucional”. El Consejo puede y debe trabajar mejor, lo cual incluye evitar la entronización de dobles raseros.
El Consejo pudiera hace mucho más en materia de promoción del derecho al desarrollo, a la paz, a un medioambiente sano y a la solidaridad internacional, derechos que paradójicamente niegan algunos de los países que utilizan este órgano contra naciones del Sur.
El Consejo también podría aportar mucho más en la promoción de un orden internacional democrático y equitativo. Mientras persista el orden actual, injusto por naturaleza, prevalecerán los intereses hegemónicos, el subdesarrollo y la exclusión, con lo cual los derechos humanos seguirán siendo una quimera para millones de personas.
Señora presidenta:
A pesar de la feroz campaña de descrédito organizada y financiada por los Estados Unidos contra Cuba, y del genocida bloqueo que ese Gobierno nos impone desde hace 6 décadas y que recrudece en tiempos de pandemia, mi país ha continuado avanzando en materia de promoción y protección de todos los derechos humanos para todos, con resultados palpables.
Sobre la base de esa experiencia, trabajaremos como miembros del Consejo de Derechos Humanos en el período 2021-2023.
Como parte del órgano, la voz propia de Cuba seguirá defendiendo el derecho de los pueblos a la libre determinación, a la paz y al desarrollo, que son indispensables; y oponiéndose a la manipulación, la selectividad y los dobles raseros en la consideración de los derechos humanos.
Muchas gracias.