Señor Presidente,
Hace 35 años ocurría el terrible accidente nuclear en Chernóbil, que afectó la vida de miles de personas, particularmente en Ucrania, Bielorrusia y Rusia; y que por primera vez puso a prueba la respuesta de la comunidad internacional con una catástrofe de este tipo.
Chernóbil es un nombre vinculado a la tragedia de las vidas que se perdieron o cambiaron para siempre; y a la cooperación internacional, uno de los propósitos de las Carta de las Naciones Unidas, en este caso para prestar asistencia humanitaria a los afectados por el desastre nuclear.
Señor Presidente,
Cuba se siente profundamente honrada de haber estado entre los primeros países en responder a la petición de asistencia internacional y de contribuir a la respuesta al desastre y sus consecuencias durante muchos años.
Cuba fue el único país que organizó un programa integral de salud, masivo y gratuito, para la atención a niños afectados por el accidente de Chernóbil. De las más de 25 mil personas atendidas en Cuba entre 1990 y 2011, 21 mil 340 fueron niños y niñas, muchos de los cuales habían visto cegadas sus esperanzas, les habían negado tratamientos en otras partes del mundo, o provenían de internados para niños sin amparo familiar.
Por ello, con suma satisfacción observamos que la mayor parte de los niños con enfermedades onco-hematológicas tratados en Cuba mediante este programa, se encuentran en perfecto estado de salud.
El programa para el tratamiento de los niños afectados por la catástrofe de Chernóbil es un ejemplo más de nuestra política humanitaria e internacionalista, que se sustenta en el principio de compartir lo que tenemos, no de dar lo que sobra.
Este programa se sostuvo en pie, incluso en los peores años de nuestra economía, en la década de 1990, y a pesar de los embates del criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos.
Los niños de Tarará, como cariñosamente llamamos en Cuba a estos miles de niños y niñas que fueron tratados en ese centro de veraneo estudiantil, siempre tendrán en el nuestro a un pueblo amigo.
Igualmente, reiteramos a los pueblos y gobiernos de Ucrania, Bielorrusia y Rusia nuestra invariable solidaridad y apoyo en el enfrentamiento a las consecuencias de esta catástrofe.
Muchas gracias.