Señora presidenta:
Cuba se asocia a las intervenciones realizadas por las distinguidas delegaciones de la República de Guinea en nombre del Grupo de los 77 más China y Antigua y Barbuda en nombre de la Alianza de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.
La pandemia COVID-19 ha puesto de manifiesto las inmensas desigualdades estructurales y desafíos que enfrentamos, que acechan en particular al mundo en desarrollo y que ha exacerbado las graves consecuencias socioeconómicas para nuestros países derivadas de la COVI-19. Ya antes de la pandemia era una realidad que el ritmo y nivel de implementación era insuficiente para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030 y, en particular, la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones.
Millones de personas han perdido sus empleos y medios de subsistencia, lo que les ha impedido pagar la vivienda y la comida. Miles de escuelas han sido cerradas y muchos niños podrían no volver. El número absoluto de personas que viven en la pobreza extrema aumentó por primera vez desde 1997. La pandemia ha empujado a 124 millones de personas a la pobreza extrema. Casi una de cada tres personas en el mundo no pudo acceder en 2020 a una alimentación adecuada, lo que supuso un aumento de casi 320 millones de personas en un año. Como consecuencia, se espera que para el 2030, 588 millones de personas podrían seguir viviendo en la pobreza extrema, es decir, 50 millones de personas más en comparación con las estimaciones previas a la COVID-19.
Señora presidenta:
No podremos erradicar definitivamente la pobreza en todas sus formas y dimensiones, como aspira la Agenda 2030, si se continúan dedicando multimillonarios recursos en gastos militares que pudieran dedicarse al desarrollo de nuestros pueblos; si se mantienen prácticas proteccionistas y unilaterales en las relaciones económicas, financieras y comerciales, en detrimento de los países en desarrollo; si se continúa socavando el marco multilateral vigente y se implementan de manera creciente medidas económicas coercitivas unilaterales, que violan la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional; si la Ayuda Oficial para el Desarrollo sigue contrayéndose en términos reales; si la deuda externa, que ha sido pagada varias veces, continúa creciendo; y la creación de un entorno favorable e inclusivo a todos los niveles para el crecimiento y el desarrollo de todos sigue siendo sólo una utopía.
Para erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones tenemos que eliminar las causas fundamentales que crean y perpetúan el subdesarrollo. El actual orden económico internacional, injusto e insostenible, tiene un impacto creciente en la marginación de un número considerable de naciones del sur. Lo más lamentable es que los países en desarrollo, los más afectados, son los menos responsables de la crisis. Necesitamos de una nueva arquitectura financiera internacional, y una solución a largo plazo, amplia y sostenible al problema de la deuda de los países en desarrollo.
Señora presidenta:
Cuba es un pequeño estado insular en desarrollo, sujeto a los efectos adversos del cambio climático, y que, desde hace más de 60 años, resiste un injusto, ilegal, inmoral y criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos. Este Bloqueo ha sido agravado con la activación del extraterritorial Título III de la Ley Helms Burton y más de 240 nuevas medidas aplicadas en el contexto de la Pandemia de la COVID-19. Mi país, no obstante, muestra notables logros en materia social y ha cumplido ya varias de las metas trazadas en los ODS.
Cuba es el único país de América Latina y el Caribe que ha eliminado la desnutrición infantil severa, de acuerdo con UNICEF. La tasa de mortalidad infantil en Cuba está entre las más bajas del mundo, con 4.9 por cada 1.000 nacidos vivos, la esperanza de vida al nacer es de 79 años, no existen analfabetos y contamos con sistemas de educación y salud universales, accesibles y gratuitos para toda la población. Tenemos una tasa de 1 médico por cada 125 habitantes y un programa de inmunización contra trece enfermedades que cubre el 100% de los niños cubanos. La cobertura de agua potable alcanzó 95,6 % de la población y un 97,7 % de electrificación. Todo lo anterior es consecuencia de una política social inclusiva que parte del principio de no dejar a nadie atrás, que garantiza el acceso gratuito y universal a un conjunto de servicios sociales básicos, priorizando las áreas de más alto impacto social, a los que nuestro Gobierno dedica más de dos tercios del presupuesto del país cada año.
Cuba cree firmemente que, junto con la solidaridad y la cooperación de la comunidad internacional, la cooperación Sur-Sur, que es un complemento y no un sustituto de la tan necesaria Cooperación Norte-Sur, puede representar un aporte valioso a nuestros esfuerzos colectivos para abordar la erradicación multidimensional de la pobreza, incluido a la luz de los efectos de la pandemia de la COVID-19. Hoy Cuba cuenta con decenas de miles de colaboradores de la salud en 65 países. El Programa Cubano de Alfabetización "Yo sí puedo", reconocido por la UNESCO, ha enseñado a leer y escribir a millones de adultos en 28 países.
Señora presidenta:
Permítame concluir reiterando el firme compromiso de Cuba en pos de contribuir a poner fin a la pobreza en todas sus formas y dimensiones y de seguir compartiendo con otros pueblos nuestro principal recurso: el capital humano creado por la Revolución cubana, así como nuestras mejores experiencias.
Muchas gracias