Quisiera pronunciar estas palabras en nombre de la República Dominicana, Ecuador, El Salvador y mi propio país, Cuba, como países del GRULAC miembros de la Junta Ejecutiva de UNICEF.
Permítanme comenzar dando una cálida bienvenida al honorable Ministro de Madagascar, al Viceministro de la República Dominicana y a los dedicados activistas, Fernando y Adia. El liderazgo y la pasión de ustedes por fomentar el diálogo y la acción en torno a la acción climática y los niños son inspiradores.
Esta sesión especial tiene una repercusión directa en nuestra región, ya que compartimos el sentido de urgencia de abordar uno de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo: el impacto del cambio climático, y en particular, en los niños. Nuestra región es especialmente vulnerable a los efectos devastadores del cambio climático, y son nuestros niños quienes sufren la peor parte de este desafío.
Los daños a los ecosistemas, de los que dependen muchas comunidades para su sustento, ponen en peligro directo a los más jóvenes y vulnerables. En particular, el aumento del nivel del mar plantea una amenaza gradual pero grave a las comunidades costeras e insulares, ya que amenaza los medios de vida y las infraestructuras, desplaza a familias y perturba la vida de los niños.
Los fenómenos meteorológicos extremos que se están volviendo más frecuentes y severos en América Latina y el Caribe, ya sean huracanes, olas de calor, inundaciones, sequías e incendios forestales, no son sólo problemas ambientales; son problemas profundamente humanos, ya que afectan nuestra capacidad de desarrollarnos.
Dificultan el acceso de los niños a la vivienda, la educación, la atención sanitaria y las necesidades básicas, aumentando su vulnerabilidad a las enfermedades infecciosas, la desnutrición y las afecciones respiratorias y causando lesiones, desplazamientos y problemas de salud mental a largo plazo.
A medida que el cambio climático exacerba el alcance de los insectos portadores de enfermedades y empeora la inseguridad alimentaria y del agua, socava los cimientos mismos del desarrollo de los niños, amenazando su salud física y mental ahora y en el futuro.
Para hacer frente a estos desafíos, la cooperación internacional se torna indispensable. Nuestros países reconocen la necesidad de una respuesta mundial coordinada para abordar los efectos complejos y de largo alcance del cambio climático en los niños. Debemos reafirmar nuestro compromiso de colocar a los niños en el centro de nuestra respuesta climática. Las voces de nuestros niños, en particular las de las comunidades indígenas y las comunidades en situaciones vulnerables, deben escucharse en cada debate y en cada decisión. Reconocemos la labor que ha realizado YOUNGO como organización oficial de niños y jóvenes en los procesos de la CMNUCC.
Invertir en educación climática es esencial, especialmente en las regiones donde los impactos son más graves, ya que proporciona a los niños el conocimiento y las habilidades necesarias para comprender las complejidades del cambio climático y los empodera para abogar por acciones significativas.
Para nuestros países es necesario garantizar que nuestras políticas climáticas incorporen una perspectiva infantil, teniendo en cuenta las vulnerabilidades particulares a las que nos enfrentamos. Esto significa integrar las necesidades y prioridades en materia de derechos de los niños en las estrategias climáticas nacionales. Debemos trabajar juntos para garantizar que nuestros niños tengan acceso a servicios esenciales, como la atención sanitaria, la educación y la protección social, incluso ante las perturbaciones climáticas.
La COP29 se sitúa en un momento decisivo en la lucha contra el cambio climático. Es imperativo que los líderes mundiales y la comunidad global adopten medidas audaces y transformadoras en aras de priorizar los derechos, las necesidades y las prioridades de los niños dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), garantizando un futuro en el que puedan prosperar en un planeta sostenible y habitable.
Nuestros países se mantienen unidos al abogar por un mayor apoyo de la comunidad internacional, teniendo debidamente en cuenta los principios y objetivos a los que todos nos comprometimos en la CMNUCC. Pedimos una mayor asistencia financiera y técnica para ayudar a nuestra región a mitigar y adaptarse a los efectos adversos del cambio climático, con especial atención a las iniciativas que protejan y empoderen a nuestros niños.
El compromiso de UNICEF de abordar el impacto del cambio climático en los niños ha sido crucial en nuestra región, en particular para mejorar el acceso al agua potable, el saneamiento, los servicios de salud y los sistemas educativos resilientes. Su alianza ha sido fundamental para salvaguardar el futuro de nuestros niños y esperamos continuar con esta colaboración.
En conclusión, nuestros países están comprometidos a ser firmes defensores de los niños en el debate mundial sobre el clima. Todos debemos asegurarnos de que las voces, los derechos y el bienestar de nuestros niños ocupen un lugar central en nuestra respuesta climática.
Muchas gracias.