Señor Presidente:
Apoyamos la intervención de Venezuela en nombre del Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas.
Agradecemos la convocatoria de esta reunión y las presentaciones de los ponentes, incluida la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre el impacto negativo de las medidas coercitivas unilaterales en los derechos humanos.
Coincidimos con ella en que estas medidas contravienen el Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas. Coartan el disfrute de los derechos humanos de los pueblos e individuos de los países que son blancos de ella, y obstaculizan las actividades socio-humanitarias, y el desarrollo económico y social, en especial de países en desarrollo. Las llamadas “exenciones humanitarias” son un subterfugio de quienes las aplican para evadir sus responsabilidades.
El tema tiene una relevancia especial para Cuba. Hemos sido víctima durante más de seis décadas de un bloqueo económico brutal del gobierno de Estados Unidos, que es equivalente a una guerra de desgaste prolongada contra el potencial productivo, comercial y tecnológico del país, y dirigido a deprimir los ingresos personales, los servicios esenciales, el nivel de consumo, el desarrollo social y el bienestar de toda la población.
No se trata solo del empeño en prohibir toda interacción comercial y económica entre Cuba y Estados Unidos, medida que por sí sola es suficientemente dañina para cualquier economía en desarrollo, sino de un esfuerzo abrumador y prolongado por sabotear y obstaculizar los nexos comerciales y económicos de Cuba con cualquier país del mundo.
Esa agresión despiadada descansa en leyes que se han concebido específicamente contra Cuba para causar daño, para imponer la voluntad del gobierno estadunidense de modo extraterritorial sobre otros países y aplicar la coerción contra Cuba dentro de sus respectivas jurisdicciones, por encima de las prerrogativas soberanas de cada Estado.
Llamo la atención sobre la absurda inclusión de Cuba en una lista arbitraria y unilateral del Departamento de Estado sobre países que supuestamente patrocinan el terrorismo.
Las medidas coercitivas extraterritoriales que automáticamente se activan con motivo de esa calificación infundada tienen efectos muy severos en cualquier parte del mundo. Confirman que el objetivo es usar un pretexto para atacar a Cuba y que esas listas ilegítimas del gobierno estadounidense se han convertido en instrumento oportunista para aplicar la coerción política y económica contra países con los cuales Estados Unidos discrepa.
El bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba es objeto de un rechazo claro, absoluto y reiterado de la comunidad internacional. Cumple y ha cumplido durante varias décadas el objetivo de castigar en su conjunto a toda la población cubana, de violar sus derechos humanos de modo flagrante, masivo y sistemático; de prácticamente prohibir todo contacto e interacción entre ciudadanos de Estados Unidos y Cuba.
No cumple y no cumplirá con la meta de someter a Cuba a la voluntad del gobierno estadounidense. No es capaz de convencer a los cubanos de renunciar a sus prerrogativas soberanas y la determinación de construir un futuro propio sin injerencia extranjera.
Es absurdo suponer que algo así vaya a ocurrir. Quienes sueñan con esa aspiración, que es contraria al Derecho internacional y la Carta de la ONU, podrán seguir causando daño, pero no alcanzar la meta deseada.
Un cambio en el rumbo agresivo de Estados Unidos es posible, por la acción del presidente actual y también por parte del recién electo. No se trata de un paso difícil para un país tan poderoso, pero sí es muy importante para el tema que ocupa este debate y para la posición que sobre él comparte la comunidad internacional.
Cuba ha reiterado de manera directa y pública la disposición a desarrollar con Estados Unidos una relación de respeto, como la que tenemos con casi todos los países del mundo, con independencia de las diferencias políticas, que resulte constructiva y beneficiosa para ambas naciones, y que propicie el diálogo sobre cualquier asunto, no la confrontación.
Muchas gracias.