Señor presidente:
Cuba rechaza en los términos más enérgicos la manipulación política de la categoría de refugiado, importante figura del Derecho Internacional. Cuba no puede y no permanecerá de modo alguno impasible ante demostraciones de politización de esta importante figura por parte del ACNUR.
Lamentamos profundamente que en los Juegos Olímpicos de París 2024, se hayan incluido a dos atletas de origen cubano en el Equipo Olímpico de Refugiados, lo que constituyó un claro abuso y distorsión de esta noble figura. Responsabilizamos al Alto Comisionado por validar arbitrariamente el estatus de refugiado a dichos atletas.
La inclusión de esos atletas fue claramente violatoria de las disposiciones del Artículo 1 de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, corrompió los principios del olimpismo, promovió el robo de talentos deportivos y distorsionó la loable iniciativa de crear un equipo de refugiados.
¿Quién podría creer que un deportista cubano, formado por el sistema deportivo de Cuba, que transitó por las diferentes etapas de un deportista de alto rendimiento, que incluso llegó a convertirse en un campeón olímpico tres años antes, de la noche a la mañana, se convirtió en un refugiado?
Al incluir arbitrariamente a deportistas cubanos en esta selección, omitiendo a atletas de otros países que sí sufren ocupación extranjera, desplazamiento forzoso, persecución y riesgo de muerte por su nacionalidad, religión o grupo étnico, entre otras circunstancias, el Alto Comisionado se involucró en prácticas selectivas y discriminatorias, basadas en consideraciones políticas. Rechazamos tal actuación.
Esta lamentable situación nos conmina nuevamente a instar al ACNUR a cumplir su mandato y revisar los procedimientos que implementa, de conjunto con el Comité Olímpico Internacional, para el otorgamiento de becas y la selección del Equipo Olímpico de Refugiados.
Se impone además que la agencia brinde respuestas a las demandas de los Estados e incremente su transparencia y diálogo, tanto en materia presupuestaria, como de alianzas.
Es imperativa también una mayor transparencia sobre el trabajo de la Fundación Olímpica de Refugiados, en la que el Alto Comisionado sirve como vicepresidente.
Reiteramos que el Alto Comisionado, con su rol activo en la Fundación y su papel en el proceso de selección y validación, se hizo cómplice de maniobras políticas no contempladas en su mandato frente al ACNUR.
Ello no se corresponde con el deber del Alto Comisionado de cumplir sus funciones de forma no politizada, ni con las relaciones de respeto mutuo y cooperación que han caracterizado siempre las relaciones de Cuba con el ACNUR, cuya colaboración, en más de 30 años, ha beneficiado a miles de refugiados que nuestro país ha acogido solidariamente.
Muchas gracias.