Señor Presidente:
Suscribimos la declaración pronunciada por la delegación de la República Bolivariana de Venezuela a nombre del Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas.
La implementación de la Declaración y el Programa de Acción sobre una Cultura de Paz se hace cada vez más imprescindible. Deben cesar para siempre los dobles raseros en torno a la promoción de una cultura de paz.
Es inconcebible que persista el irrespeto por el derecho de los pueblos a elegir su propio camino. No puede haber paz verdadera mientras se pretenda desconocer la diversidad de sistemas políticos, sociales, culturales y religiosos del mundo, y se continúen implementando agendas de subversión contra países del Sur Global.
Tampoco habrá avances significativos hacia una paz duradera mientras se promuevan discursos de odio, ideas racistas y xenófobas.
No puede haber paz verdadera cuando las políticas de algunos Estados en sus relaciones con otros se basan en la imposición y la coacción, en lugar del diálogo y la cooperación. La cultura de paz seguirá siendo una quimera mientras se continúen imponiendo medidas coercitivas unilaterales, que violan la Carta de la ONU y el derecho internacional y obstaculizan el ejercicio del derecho al desarrollo de los países bajo sus efectos.
Mientras discutimos la importante cuestión de la cultura de paz, Cuba continúa enfrentando la política de hostilidad del gobierno de los Estados Unidos, que es contraria a la Carta de la ONU, a la Declaración y al Programa de Acción sobre una Cultura de Paz y a la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
El recrudecimiento continuado del más largo bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra país alguno y la injustificable y arbitraria inclusión de Cuba en la unilateral lista de Estados patrocinadores del terrorismo, junto a acciones de guerra no convencional, incluidas campañas de desinformación dirigidas a fomentar la inestabilidad, el odio y la violencia y a subvertir nuestro orden constitucional, contravienen toda noción de una cultura de paz.
Nada detendrá a Cuba en la construcción de una sociedad cada vez más justa, por el camino que nuestro pueblo ha escogido libremente. Tampoco se silenciará nuestra voz en pro de la paz global y la cultura de paz.
Es tiempo de que hagamos del mundo un lugar donde la paz no sea un ideal lejano, sino una realidad tangible y duradera para todos los pueblos. Es imprescindible para la construcción de un mundo más justo, equitativo, democrático y sostenible. El respeto inquebrantable al multilateralismo y a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, es el único camino.
Muchas gracias.