África en la memoria.
Granma, 25 de mayo 2021. Por Miguel Barnet. En el verano de 1967 viajé a África. De ese viaje tengo luminosos y vagos recuerdos a la vez. Fue mi primer viaje a ese continente maravilloso tan saqueado y vilipendiado por el llamado occidente cristiano. Después de una escala en Praga y otra de tres días en París, llegué a Costa de Marfil y particularmente a Abidjan, su ciudad más poblada, situada frente a la hermosa laguna de Ébrié. Costa de Marfil, y sus pobladores costeños sobre todo, fueron víctimas también del tráfico negrero que como se sabe duró casi 400 años. La Costa de Marfil, llamada así porque exportaba colmillos de elefantes, quedó siempre en mi memoria como un paraíso con ventanas abiertas al infierno. Allí, en aquella ciudad de grandes edificios y hoteles de lujo, tuvo lugar un congreso de africanistas en el que, con orgullo de principiante, expuse mi tesis sobre la función social del mito en la cultura cubana.