40mo. Aniversario de la victoria en el Ogaden

El Héroe Nacional de Cuba, José Martí nos enseñó que “Honrar, honra”, por eso, el ocasión del Cuadragésimo Aniversario de la victoria en el Ogadén etíope, se recuerda a los valientes combatientes etíopes y cubanos y en particular a los 163 combatientes de nuestra patria que cayeron en defensa de una causa justa:  contribuir a mantener la soberanía de una nación del continente africano, con el que como dijera Fidel tenemos una deuda de gratitud eterna.

Cuando a mediados de 1977 se produjo la agresión directa de Somalia a Etiopía, con un desproporcionado empleo de medios blindados, artillería, apoyo aéreo y fuerzas de infantería, en complicidad con gobiernos reaccionarios del área,  alentados por potencias occidentales, Etiopía se vio nuevamente frente a una seria amenaza a su soberanía e integridad territorial.

Cuba, que ya desde hacía varios meses había suministrado cientos de médicos y personal de salud para atender al pueblo etíope y algunas decenas de asesores e instructores militares para contribuir al fortalecimiento de su defensa, fue lógicamente el país al que acudieron las autoridades de este país ante la crítica situación creada por los agresores. 

El 25 de noviembre de 1977, el Comandante en Jefe Fidel Castro, dando respuesta positiva a la solicitud de las autoridades etíopes,  firmó la orden que autorizaba la participación de las tropas cubanas en el enfrentamiento a la agresión somalí contra Etiopía.  En mensaje de su puño y letra al entonces Ministro de las FAR y hoy Presidente de Cuba, General de Ejército Raúl Castro,  Fidel escribió: “La Operación Internacionalista de apoyo a Etiopía recibirá el nombre Baraguá, como digno homenaje al glorioso hecho cuyo centenario conmemoraremos el próximo año”.

Fidel se refería de esa forma, a uno de los más importantes y trascendentales acontecimientos de la historia de Cuba, la Protesta de Baraguá, protagonizada el 15 de marzo de 1878 por el valeroso general cubano descendiente de africanos.

El ejemplo de Baraguá ha tenido una influencia decisiva en la formación de la identidad nacional cubana, en nuestro espíritu de lucha, de enfrentamiento a las adversidades, en nuestra dignidad  y sobre todo en la convicción de no rendirnos nunca hasta alcanzar la victoria final. Que Fidel diera ese nombre sagrado a la Operación en la que se apoyaría al hermano pueblo etíope, fue una muestra fehaciente de su confianza en el triunfo, en la solidez del espíritu internacionalista de nuestros combatientes y en la valentía, la resistencia y el coraje de los soldados etíopes, capaces de combatir hasta el último aliento.

Las anécdotas de patriotismo, entereza y valentía protagonizadas por combatientes etíopes y cubanos, hermanados para siempre en la lucha,  durante el enfrentamiento a la agresión, prueban la certeza de la visión de Fidel.  En siete semanas fue prácticamente liberado el territorio ocupado de Ogaden, que alcanzó más de 320 000 kilómetros cuadrados y decenas de localidades. Los agresores fueron obligados a retirarse.

Los cubanos en Etiopía,  no sólo dejaron un legado imperecedero en la historia de este hermano pueblo sino que sellaron desde entonces y para siempre, nuestra amistad indestructible  para beneficio de presentes y futuras generaciones.

Sobre la participación de nuestros combatientes en esta gesta dijo Fidel: "(…) Es admirable cómo hijos de nuestro pueblo fueron capaces de marchar a un lugar tan distante y combatir allí como si hubiesen estado combatiendo en su propia patria. ¡Ese es el internacionalismo proletario!."

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