Por: José Luis Díaz-Granados
Recuerdo que en todas y en cada una de las multitudinarias marchas, siempre y sin falta encabezadas por el invicto Comandante Fidel Castro - en las que con mi compañera Gladys y mi hija Carolina, participamos durante los cinco años y medio que vivimos en La Habana -, cuando pasábamos frente a la casa de ese inolvidable, entrañable amigo y poderoso poeta César López, siempre le expresaba con mi brazo izquierdo levantado y con el más alto volumen de mi voz: ¡César, tú eres hoy el Poeta Nacional de Cuba! Y él, humilde y grande, habitante solitario de una añeja y bella casa frente al Malecón, sonreía regocijado y devolvía el saludo con sincerísimo afecto.
César López, autor de formidables libros narrativos y líricos, sé que será recordado por una obra estelar, maravillosa y reveladora, como es el Libro de la ciudad, el cual fue aumentando hasta el tomo tercero y enriqueciéndolo con la infinita joyería de su palabra creadora a lo largo de muchos años. Leal a la Revolución del amor y de la solidaridad, la de Martí, Fidel y el Che, amigo de Lezama, de Neruda, de Carpentier, de Retamar, de Gabo y de todos nosotros, César querido, nunca te olvidaremos. Tu poesía será para la eternidad la impronta indeleble de un alma transparente, de un patriota absoluto de la Isla Infinita y de un poeta monumental de Cuba y de Nuestra América. Paz en su tumba.
Bogotá, 8 de abril de 2020.