Chávez, con toda Venezuela en el corazón.

«Cuba celebra con la hermana Venezuela y con toda Nuestra América, el 68 cumpleaños del querido Hugo Rafael. Viva el ejemplar legado solidario de Chávez por siempre», escribió Díaz-Canel en la red social Twitter.

caracas, Venezuela.–Edwin Antonio Dasilva cree que «Dios puso al Comandante Chávez en el camino de mi familia».

Una mañana fue al hospital, con su esposa y los dos niños, para que a estos últimos los tratara un doctor. «Allí estábamos cuando el varón me dice: “Papá, viene el Comandante Chávez”».

Dasilva no le prestó atención al pequeño, pero este insistía; «entonces me asomo, y, ¡sí, era él! Mis niños, que tenían delirio por el Comandante, ni dieron tiempo a que la protección reaccionara, pues, de una carrera acabaron abrazados a él, que hizo lo mismo con ellos, y preguntó, “¿con quién andan?”».

–Con mamá.

–¿Y dónde está ella?

–Allá –contestó la hembra, apuntando hacia la mujer

–Acérquese, señora –invitó Chávez.

Nely, la madre de los pequeños, se acercó, y frente al Comandante empezó a llorar de emoción.

–Pero, ¿qué te ocurre, cuéntamelo? –trató de animarla el líder, y ella no pudo hablar.

–¿Y tu esposo?

–Allí.

–Vente acá, hombre –invitó, y Dasilva fue.

–Yo no soy muy efusivo, ¿sabe? –aclaró Dasilva–; «pero Chávez tenía una personalidad parecida a la que, dicen, tenía el Comandante Fidel. Irradiaba algo que yo no puedo explicar. Me puso la mano en el hombro, y lo abracé por instinto. Entonces dijo: “Vamos, hombre. Ustedes tienen algún problema, ¿cuál es?”».

Dasilva le explicó que, a pesar de su juventud, estaba jubilado, porque un accidente

atrofió sus piernas; «no tenía hogar, nosotros vivíamos en casa de un familiar; y se lo dije».

Ahí mismo Hugo Chávez le encargó a su ayudante que le tomara los datos. «Y un día alguien me comunica que debo acudir de inmediato a recibir la llave de mi hogar, en la parroquia 23 de Enero, donde resido».

«Cómo explicarte, hermano, cuánto agradece mi familia ese gesto. Somos de economía escasa. Antes de Chávez éramos invisibles para la clase pudiente. Pero él nos miró con el corazón, nos vio. Yo fui chavista mucho antes de eso».

Francisco, en cambio, que era distinto en su pensamiento, llegó una tarde al único consultorio médico del pueblito donde vivía, en Yaracuy.

Había hecho reacción adversa a un medicamento, y era delicada su situación. El doctor cubano Jorge Luis Velázquez lo asistió de inmediato, y el hombre salió del apuro.

Al día siguiente volvió. «Doctor, vengo a agradecerle», le dijo al galeno, y en tono confidencial, añadió: «Vea usted, por mi ideología, me considero opositor al chavismo, pero es Chávez el presidente al que quiero. Antes de él, nadie se había ocupado de que tuvieran un dispensario en esta comunidad, y ya lo tenemos. Aquí reciben y atienden a los seres humanos, nadie le pregunta su creencia política. Hugo es un presidente del pueblo».

Historias así explican que hay algo más que sentimiento paterno en Hugo de los Reyes Chávez.

«Toda Venezuela halló refugio en su corazón».

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