Código de las Familias cubano defiende los valores de la moral socialista

*Por: Enrique Orta González, Embajador de Cuba en Sudáfrica.

Pretoria, 07 de septiembre de 2022.- En Cuba, la evolución del concepto familia ha estado vinculada, indiscutiblemente, a la historia de la nación. Durante su época colonial existía un sistema de derecho patriarcal caracterizado en lo fundamental, por el sometimiento de la mujer al hombre y la exaltación del matrimonio religioso. Así se mantuvo hasta la Constitución de 1940 que impulsó logros progresistas y reconoció, al menos formalmente, la igualdad entre hombres y mujeres, aunque en realidad, el hombre continuó dirigiendo tanto el hogar y los bienes, como a las mujeres.

No fue hasta que triunfó la Revolución que se dio inicio a un proceso de transformaciones profundas, desterrando conceptos injustos y discriminantes para la mujer cubana y para la familia en general. Por primera vez en la historia, se aprobaba un Código de las familias genuinamente cubano donde se reconocía en la práctica la igualdad de género, el respeto que debe existir entre cónyuges y el aporte inconmensurable de la mujer en todas las esferas de la sociedad.

No obstante, en la Cuba del siglo XXI, donde ha habido una actualización integral de todas las normas que rigen la vida en sociedad (incluyendo una nueva Carta Magna que fue aprobada en referendo en 2019 por más del 85% de los cubanos), se hacía necesario un nuevo código de las familias, a tono con las nuevas realidades, que se pareciera más a la sociedad cubana de hoy en día. 

Después de un largo proceso de consulta popular para la discusión y análisis de la nueva normativa (del 1ro de febrero hasta el 30 de abril de 2022), donde se modificó el 47,93 % de su contenido, incluyendo los criterios de todos los cubanos residentes en el exterior, fue aprobada la versión número 25 de dicho texto en la Asamblea Nacional del Poder Popular. Con la participación de todos los cubanos, en pleno ejercicio de sus derechos democráticos, se enriqueció el documento que regirá todo lo relacionado con las familias en la isla.

Ahora cabe preguntarse, ¿qué es lo novedoso del nuevo código de las familias cubano?

En primer lugar, tiene un carácter inclusivo y tolerante, además de que es respetuoso con los tratados internacionales ratificados por Cuba, en especial las Convenciones de Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y sobre los derechos del niño. Protege todas las expresiones de la diversidad familiar y el derecho de cada persona a constituir una familia en coherencia con la Constitución de la República de Cuba y sus principios de igualdad, no discriminación y dignidad humana.

Fortalece la responsabilidad familiar desde el punto de vista emocional, educacional, formativo y económico en la atención a sus miembros, a la vez que actualiza y perfecciona las instituciones jurídico familiares, incluyendo la filiación entre dos personas, cualquiera sea su origen. También potencia la igualdad de género en el espacio familiar y protege la maternidad, la paternidad, así como la promoción de su desarrollo responsable en sinergia con el respeto a los derechos de niñas, niños y adolescentes.

Por otra parte, reconoce el derecho de abuelas, abuelos y otros parientes consanguíneos, afines y de otra naturaleza y de niños, niñas y adolescentes a una armónica y cercana comunicación entre ellos en el entorno familiar y expresa el derecho a una vida familiar libre de violencia en cualquiera de sus manifestaciones, al mismo tiempo que presenta fórmulas protectoras frente a estas situaciones.

Introduce modernos conceptos como el de responsabilidad parental, gestación solidaria y autonomía progresiva de niños, niñas y adolescentes que, a pesar de haber suscitado diversas polémicas, responden a los principios de autonomía, libertad, solidaridad, no discriminación e igualdad consagrados en la Constitución.

Es, en general, un código que sitúa el amor, el afecto, la solidaridad y la responsabilidad en lo más alto de los valores familiares. Asimismo, pone en alto los principios de justicia social, no discriminación, humanismo, ética, equidad, solidaridad, libre desarrollo de la personalidad e interés superior de niños y niñas, dejando claro que la orientación sexual, la identidad de género, el color de la piel, la creencia religiosa, la situación de discapacidad no deben ser, de ningún modo, los que hagan la diferencia, como tampoco son categorías para determinar si somos mejores o peores seres humanos.

Es una herramienta moderna que rompe con cánones patriarcales y dignifica a todos los seres humanos, sin ningún tipo de discriminación. Es una normativa que se encuentra a la par de las leyes sobre familias de otros países, como Sudáfrica. Es un texto que defiende los más altos valores de la moral socialista.

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Comunidad cubana
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