La mera existencia de armas nucleares constituye una seria amenaza a la paz, la humanidad y la seguridad internacional. Su prohibición y eliminación total es la mayor prioridad en la esfera del desarme, pues la única garantía absoluta contra el empleo o amenaza del empleo de tales armas.
El empleo de una parte ínfima del arsenal nuclear tendría consecuencias catastróficas para nuestro planeta, por lo que no puede ser justificado bajo ningún concepto o doctrina de seguridad.
Por sus catastróficas consecuencias humanitarias, el empleo de las armas nucleares implicaría la violación flagrante de normas internacionales, incluidas las relacionadas con la prevención del genocidio y la protección al medio ambiente. Es un crimen de guerra y de lesa humanidad. No es posible limitar los devastadores efectos de esas armas, que se prolongan por décadas.
El mantenimiento y modernización de armas nucleares consume muchos de los recursos que pudieran, y debieran, ser destinados al desarrollo económico, la creación de empleo, la reducción de la pobreza y el hambre, la salud y la educación. Deberían reorientarse esos recursos hacia el desarrollo.
Existen más de 15 mil armas nucleares, de ellas aproximadamente 4 300 listas para ser utilizadas de inmediato y se está desarrollando una nueva generación de armas nucleares.
Es clave crear conciencia entre la población y ampliar sus conocimientos acerca de la amenaza que representan para la humanidad las armas nucleares y la necesidad de su eliminación total, a fin de movilizar esfuerzos internacionales para alcanzar este objetivo.
Cuba se opone a todo tipo de ensayo con armas nucleares, incluyendo los que se llevan a cabo mediante supercomputadoras y otros sofisticados métodos no explosivos. Consecuentemente, en varios foros multilaterales ha llamado a todos los Estados a abstenerse de efectuar ensayos nucleares de cualquier tipo, incluyendo mediante métodos no explosivos, para fines de desarrollo de armas nucleares.
El 19 de septiembre de 2015, el Presidente cubano Raúl Castro Ruz dijo en la Asamblea General de la ONU: “La existencia de las armas nucleares es una amenaza contra la supervivencia misma de los seres humanos y una afrenta a los principios éticos y morales que deben regir las relaciones entre las naciones. Su uso significaría la desaparición de la civilización humana. Abogar por el desarme, y muy particularmente por el desarme nuclear, no solo es un deber sino un derecho de todos los pueblos del mundo”.
La primera resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas adoptada en 1946 promovió la eliminación de las armas atómicas de los armamentos nacionales. El documento final adoptado por la primera sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas dedicada al desarme, en 1978, otorgó igualmente al desarme nuclear la máxima prioridad en la esfera del desarme.
La Corte Internacional de Justicia, en su opinión consultiva de 1996, concluyó que existía la obligación de proseguir de buena fe y llevar a su conclusión las negociaciones con miras al desarme nuclear en todos sus aspectos, bajo un control internacional estricto y efectivo.
En las reuniones de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el desarme nuclear, realizadas exitosamente cada año desde 2013 en ocasión del 26 de septiembre, se ha constatado el amplio apoyo internacional a la prioridad del desarme nuclear.
Cuba alienta la realización de actividades para conmemorar el “Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares”, el 26 de septiembre, e invita a los Estados Miembros, al sistema de las Naciones Unidas, a la sociedad civil, al mundo académico, a los parlamentarios, a los medios de comunicación y a los particulares a realizar acciones apropiadas para conmemorar esta fecha.
América Latina y el Caribe fue la primera región densamente poblada del planeta establecida como Zona Libre de Armas Nucleares, en virtud del Tratado de Tlatelolco (1967). Aún más, fue la primera región del mundo formalmente proclamada como “Zona de Paz”, en ocasión de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se celebró en La Habana, Cuba, en enero de 2014.
La proclamación de la Zona de Paz lleva aparejado el compromiso de todos los Estados de la región de avanzar hacia el desarme nuclear como objetivo prioritario y de contribuir al desarme general y completo.
En diversas declaraciones especiales adoptadas a nivel de Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC, la Comunidad ha renovado su compromiso con la preservación de la paz y la seguridad internacional, la independencia política y el desarme nuclear, conducente al desarme general, total y verificable.
Los países miembros del Movimiento de Países No Alineados históricamente han promovido como máxima prioridad en la esfera del desarme, el objetivo de un mundo libre de armas nucleares. La Declaración y el Documento Final adoptados en la XVII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, celebrada los días 17 y 18 de septiembre de 2016 en Isla Margarita, Venezuela, así lo reafirma.
La no proliferación nuclear no es un fin en sí mismo, sino un escalón para alcanzar el desarme nuclear. Los acuerdos entre Estados poseedores para reducir sus armamentos nucleares estratégicos son señales positivas, pero insuficientes.
Cuba lamentó que la Novena Conferencia de Examen del Tratado de No proliferación Nuclear (TNP) de 2015 haya concluido sin lograr un acuerdo. Igualmente, lamentó la falta de voluntad política de determinados Estados Nucleares y otros protegidos por la denominada “sombrilla nuclear”, para ponerle fin a la grave situación de no cumplimiento de las disposiciones del Tratado y de los acuerdos logrados en las Conferencias de Examen de 1995, 2000, y 2010.
Contrario a las disposiciones del TNP y a los llamados de la abrumadora mayoría de la comunidad internacional, se han puesto en marcha planes multimillonarios para modernizar el arsenal nuclear y crear nuevas armas.
Del 27 al 31 de marzo de 2017 se llevó a cabo en Nueva York la primera sesión de la "Conferencia de las Naciones Unidas para negociar un instrumento jurídicamente vinculante para prohibir las armas nucleares, con miras a su total eliminación". Aproximadamente 130 Estados participaron pero ninguno de los nueve Estados que poseen armas nucleares asistió (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, Corea del Norte, India, Pakistán e Israel)
En el segmento sobre “Principios, objetivos y elementos preambulares”, en su gran mayoría las delegaciones coincidieron en incluir, inter alia, los siguientes elementos en el preámbulo del instrumento jurídicamente vinculante que prohíba las armas nucleares, con miras a su total eliminación:
a) el objetivo de lograr y mantener un mundo sin armas nucleares;
b) la mera existencia de las armas nucleares pone en riesgo a la humanidad;
c) el derecho inalienable de desarrollar energía nuclear para fines pacíficos;
d) la prohibición de las armas nucleares es complementaria con el Artículo VI del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP);
e) las consecuencias humanitarias de las armas nucleares son inaceptables;
f) el uso y la amenaza del uso de las armas nucleares es contrario al Derecho Internacional, en particular al Derecho Internacional Humanitario, un crimen contra la humanidad y una violación de la Carta de las Naciones Unidas;
g) las armas nucleares no deben ser usadas jamás, bajo ninguna circunstancia;
h) la contribución a la paz y la seguridad internacionales de los tratados que establecen zonas libres de armas nucleares y Mongolia;
i) la importancia de la pronta entrada en vigor del Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (CTBT);
j) la I Sesión Extraordinaria de la Asamblea General dedicada al desarme (1978) concluyó que el desarme nuclear es una prioridad de la comunidad internacional;
k) existe la necesidad de codificar la ilegalidad de las armas nucleares;
l) es responsabilidad de todos los Estados mantener la paz y la seguridad internacionales;
m) la importancia de la diplomacia multilateral.
En la discusión sobre “Prohibiciones fundamentales, medidas legales efectivas, disposiciones legales y normas”, varias delegaciones se pronunciaron a favor de que el instrumento incluyera la prohibición de, inter alia: la producción, desarrollo, ensayo, posesión, transferencia, recepción, emplazamiento, almacenamiento, investigación científica, financiamiento y el tránsito de armas nucleares. Además de contener la prohibición de asistir o contribuir a la realización de cualquiera de las actividades anteriores.
El 7 de julio de 2017 fue aprobado el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, con 122 votos a favor, el voto en contra de los Países Bajos y la abstención de Singapur. La aprobación de este tratado representa un hito histórico, pues establece una nueva norma de Derecho Internacional al prohibir las armas nucleares en toda circunstancia. El documento es una muestra de la voluntad política de la mayoría de la comunidad internacional de avanzar en el camino hacia el desarme nuclear.
Se abrió a la firma el 20 de septiembre de 2017 en la sede de Naciones Unidas, y ese mismo día fue rubricado por el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, así como por representantes de otros 40 países. El gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia también firmó el Tratado el 16 de abril de 2017.
No obstante, el Tratado solo entrará en vigor 90 días después de que 50 naciones lo ratifiquen. Hasta el momento cuanta con 60 firmas y solo 14 ratificaciones. Cuba fue el quinto país en ratificar el Tratado, el 30 de enero de 2018, muestra de su compromiso con el desarme general y completo.