"El liderazgo que hoy tiene la FMC para enaltecer a la mujer ante sí misma y ante la sociedad se enfoca en tales propósitos: la conquista de la autonomía de las mujeres en todos los ámbitos, la deconstrucción de prejuicios y estereotipos, contra toda forma de discriminación y de opresión que coarte su desarrollo, su libertad y lacere su dignidad como ser humano. Eso es una fortaleza para luchar y hacer, organizada y comprometidamente, por la no violencia contra las mujeres".
Ni el catálogo mayor imaginable de las cortesías posibles alcanza para borrar la huella de un solo acto deliberado de violencia, por razones de género, contra alguna mujer.
Calificar de aborrecibles tales actos no acepta un solo minuto de debate. Es más importante aprovechar mejor todas las oportunidades –altamente potenciales– que, como país organizado, y con una voluntad política y de Gobierno declaradas, tenemos para enfrentar proactiva y aceleradamente el flagelo.
Que hay raíces culturales que complican y alargan esa «guerra», ya es conocido, que hay obstáculos distintos, concretos y subjetivos, también se sabe; como se sabe, además, que hay cazadores de ingenuos apostando a aprovechar tales pendientes para, bajo la piel de ovejas y en pro de dividirnos, empujar a los cubanos unos contra otros.
Lo ha repetido el propio Presidente Díaz-Canel: «En temas de derecho y sociedad no han desistido en la búsqueda de puntos de quiebra en la unidad nacional, magnificando los posibles disensos en asuntos sensibles como el matrimonio igualitario, el racismo, la violencia contra la mujer, o el maltrato a los animales, por mencionar algunos, en todos los cuales trabajamos seriamente para resolver deudas de siglos que solo la Revolución en el poder ha enfrentado con indiscutibles progresos».
No faltará otra vez quien contrataque con la acusación manida de «lo politizan todo», a fin de distraer los argumentos que explican, claramente y desde adentro, que el país no está de brazos cruzados en un tema tan sensible como la violencia contra la mujer. Pero como hay palabras que tienen en los hechos su respaldo, Granma aborda el tema con la doctora Mayda Álvarez Suárez, directora del Centro de Estudios de la Mujer (CEM).
–¿Cómo en los últimos años se han articulado acciones que contribuyan a reducir los comportamientos de violencia contra la mujer?
–No son pocos los debates desarrollados a lo largo de estos años, a fin de visibilizar la existencia en nuestro país de violencia contra la mujer y comprender sus causas, combatir estereotipos y colocar el tema en la elaboración de políticas esenciales. También se han llevado a cabo experiencias importantes de orientación, prevención, líneas telefónicas de ayuda y programas de protección en diferentes territorios; pero estamos muy lejos de sentirnos satisfechas porque no podemos olvidar que el fenómeno tiene profundas raíces en el patriarcado, en sociedades caracterizadas durante siglos por la existencia de relaciones inequitativas, desiguales y basadas en el poder. Sigue estando ahí, se manifiesta en el pensamiento y las relaciones en parejas, familias, centros de trabajo, lugares públicos, donde no siempre se percibe como tal, ni se enfrenta y atiende como es debido y necesario.
«Concepciones machistas, prejuicios, estereotipos sexistas persisten y se reproducen en nuestra sociedad, en cualquier lugar y a cualquier nivel y, aunque se han producido cambios en valoraciones e ideas acerca de la violencia, las cuales constató la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género –realizada en 2016 por el CEM, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y el Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI)– también pudimos develar cuáles permanecen, siguen obstaculizando que avancemos más y están en las bases de las desigualdades existentes.
«En la actualidad, la inmensa mayoría de cubanos y cubanas no justifica la violencia contra una mujer ni contra el hombre, tampoco se culpabiliza a las mujeres por los hechos de violencia (maltrato o violación) y se rechaza la idea de que la mujer debe soportarla.
«Sin embargo, en una parte de la población persisten criterios que contribuyen a sustentar y perpetuar la violencia contra las mujeres. Los más arraigados son: el consumo de alcohol es la causa, la mujer que soporta el maltrato es porque le gusta, la mayoría de las mujeres retiran la denuncia, y considerar que la violencia es un asunto privado. Estos criterios se convierten en justificaciones para no intervenir ni denunciar los hechos de violencia».
–¿Hay resultados que permitan caracterizar un avance efectivo en la reducción de la violencia contra la mujer?
–La I Conferencia del Partido Comunista de Cuba, celebrada en el año 2012, antes del levantamiento de la Encuesta Nacional, ya se había pronunciado por el enfrentamiento a prejuicios y discriminaciones de todo tipo que aún persisten en el seno de la sociedad. En particular, en su objetivo No. 55 se manifiesta explícitamente por «elevar el rechazo a la violencia de género e intrafamiliar y la que se manifiesta en las comunidades.
«Entre los principales logros de la actual etapa, destaca la nueva Constitución de la República, la cual amplía y fortalece la protección de los derechos, en particular de las mujeres y las niñas.
«El reconocimiento del derecho a una vida libre de violencia (artículos 43, 85 y 86), el compromiso a enfrentarla, ratifica la importancia de la prevención y potencia la responsabilidad obligatoria del Estado en la implementación de normas jurídicas, políticas públicas y el perfeccionamiento de los mecanismos de protección a las víctimas. En estos momentos se desarrolla un proceso que busca armonizar los nuevos artículos de la Constitución con varias legislaciones que permitan su implementación efectiva, por ejemplo, la modificación y actualización del Código de Familia, que se llevará a un proceso de consulta popular y referendo. También se analizan y sugieren modificaciones al Código Penal.
«La Comisión Permanente de Atención a los Asuntos de la Niñez, la Juventud y los Derechos de las Mujeres, de la Asamblea Nacional del Poder Popular, es una importante aliada en el impulso al cumplimiento de la agenda del Estado cubano para el adelanto de las cubanas y en el seguimiento de su cumplimiento.
«Para poder valorar los avances en la reducción de la violencia contra la mujer se necesitan mejores registros de los hechos de violencia que se detectan y atienden, y de su seguimiento y solución. Se requiere de estadísticas continuas que permitan comparar, en un tiempo determinado, el aumento o disminución de los casos, la prevalencia e incidencia en una población dada, su frecuencia y gravedad, entre otros indicadores.
«Se necesita, además, realizar encuestas periódicas sobre violencia contra las mujeres, que permitirían su evaluación sistemática en periodos seleccionados y datos de comparabilidad internacional».
–¿Cuánto más considera que se puede hacer, en las condiciones actuales, para acelerar la modificación de tales comportamientos en el país?
–Ante todo, es urgente perfeccionar vías, procedimientos, mecanismos, protocolos de actuación en las instituciones implicadas y todo lo necesario para atender, con inmediatez, con respeto y sin prejuicios, a las víctimas de violencia, y aplicar con todo rigor la ley a quienes cometen estos actos.
«Perfeccionar la presencia del tema en las leyes vigentes que en estos momentos están en proceso de modificación es también muy importante. No obstante, mi opinión personal es que nos beneficiaría una ley específica e integral sobre la violencia contra las mujeres, que contemple todas las medidas y sanciones que ya aparecen en leyes vigentes, y otras que sea necesario promulgar.
«Sobre concepciones y estereotipos machistas, todo lo que se haga por generar transformaciones en la subjetividad es clave: productos comunicativos creativos, adecuadamente enfocados desde la perspectiva de género, cursos de capacitación, debates comunitarios y cara a cara, el uso de redes sociales...
«Esencial es la capacitación en género y violencia a decisores y juristas por la importancia de su papel en este tema, la inserción en planes y programas de estudio, en la capacitación a educadoras y educadores, a especialistas en comunicación, entre otros actores.
«Intercambiar experiencias con otros países, tanto para investigar como para enfrentar y atender en la práctica estos hechos, adecuándolas a nuestro contexto, resulta también de gran utilidad, ya que la violencia contra las mujeres es un problema global.
«Por otra parte, la FMC ha valorado la necesidad de incrementar el enfrentamiento a los hechos de violencia en las comunidades, desde nuestras estructuras de base y, para ello, elevar el nivel de capacitación de nuestras dirigentes y de nuestras colaboradoras de las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia. Desde la fmc, siempre hemos afirmado que lo más importante no es que sean muchas o pocas, sino que siempre que exista una mujer violentada, sea bien atendida y sus derechos sean defendidos».
–¿Qué fortalezas existen para enfrentarlo?
–Contamos con la voluntad política de nuestro Partido y Gobierno. El enfrentamiento a la violencia está refrendado en los documentos programáticos del Partido y en la Constitución. Instrumentos como el Código de Familia, aprobado en 1975 y que está en proceso de modificación como expresé anteriormente, y el Plan de Acción Nacional de Seguimiento a los Acuerdos de la iv Conferencia Mundial sobre la Mujer, de 1997, contienen principios y acciones para garantizar la igualdad de género y la no violencia.
«Las oportunidades educacionales y laborales que disfrutan las mujeres, así como el acceso a servicios de salud gratuitos y universales, entre ellos los de salud sexual y reproductiva, han colocado a las cubanas en una mejor posición para alcanzar autonomía e independencia, lo que debilita las posibilidades de vivenciar situaciones de dependencia y tener que soportar, por esa razón, situaciones de violencia.
«La seguridad y protección de hijos e hijas también está garantizada. El Estado proporciona de manera gratuita la educación de la descendencia, su alimentación y atención médica sistemática, sin diferencias por sexo. Así, por ejemplo, las niñas muestran tan altos porcientos de educación como los niños. Existen además mecanismos de apoyo institucional para familias con bajos ingresos, sobre todo para las madres solas.
«El liderazgo que hoy tiene la FMC para enaltecer a la mujer ante sí misma y ante la sociedad se enfoca en tales propósitos: la conquista de la autonomía de las mujeres en todos los ámbitos, la deconstrucción de prejuicios y estereotipos, contra toda forma de discriminación y de opresión que coarte su desarrollo, su libertad y lacere su dignidad como ser humano. Eso es una fortaleza para luchar y hacer, organizada y comprometidamente, por la no violencia contra las mujeres».