Durante una reciente visita a La Habana, el también miembro del Comité de Solidaridad Mutua Cuba-Venezuela y sobrino del Cantor del Pueblo, Alí Primera (1941-1985), aseguró que el desarrollo y la prosperidad de ambas naciones son presas de estrategias de Washington para someter y apoderarse de las riquezas de otros países.
En entrevista con Prensa Latina, apuntó que ante esta coyuntura agresiva contra la soberanía y la democracia de esos Estados, la unidad es la principal arma para exigir el cese del bloqueo que les impone la administración de Washington.
El músico señaló que también debe perdurar el debate de las ideas para defender el derecho a seguir construyendo el socialismo o la forma que los países soberanos elijan para encaminar su futuro y progreso.
Reseñó que Cuba ha sido víctima de un lamentable y largo historial de agresiones diseñadas en territorio estadounidense para afectar el derecho a vivir en paz de los cubanos, pero consideró que esa situación no amilana a los habitantes de la isla.
‘La eficiente política diplomática de la mayor de las Antillas contribuye a denunciar el cerco económico, comercial y financiero que sufre ese pueblo desde hace casi 60 años’, resaltó en el marco del Segundo Seminario Realidades y Desafíos de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, celebrado a mediados de septiembre.
De acuerdo con el gobierno cubano, el daño acumulado por el bloqueo se estima en 933 mil 678 millones de dólares, considerando la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional.
También, acotó Primera, la mayor de las Antillas ha logrado recabar la solidaridad de la mayoría de las naciones del mundo en el reclamo unánime por el cese del bloqueo imperial que afecta de manera constante la vida de los cubanos y limita el desarrollo de todos los sectores de la sociedad del país caribeño.
Explicó que Venezuela padece una política similar con el acorralamiento sistémico desde el punto de vista económico, por el solo hecho de que desea construir una sociedad justa, sin la intromisión de naciones foráneas.
Actualmente, dijo, producto del ensañamiento de la administración de la Casa Blanca, las riquezas del país sudamericano y el dinero que le pertenece a todos los ciudadanos de la Patria del Libertador Simón Bolívar están secuestrados por las trasnacionales financieras en el mundo.
Enfatizó que quienes manejan el capital trasnacional manipulan la moneda de la nación bolivariana y denunció que tratan de vender al mundo una imagen desacertada de que la economía presenta síntomas de devaluación y de inflación producto de la gestión del gobierno de Nicolás Maduro, al que acusan de dictador.
Nada más alejado de la realidad, argumentó. Por ende, exhortó a mostrar ante el mundo las verdades de Cuba y Venezuela para anteponerlas al discurso ‘cavernícola que blande el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump’ para amenazar los deseos de soberanía y libertad de esas naciones.
WASHINGTON Y SU GUERRA CONTRA CUBA Y VENEZUELA
Como refiere el informe anual de Cuba sobre el impacto del bloqueo estadounidense, esa política experimentó un recrudecimiento desde abril de 2017 hasta marzo de 2018 con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Con ese objetivo, en junio de 2017, el gobernante estadounidense firmó el Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de Estados Unidos hacia Cuba y en noviembre de ese mismo año, los Departamentos de Comercio, Tesoro y Estado de ese país emitieron nuevas regulaciones y disposiciones.
Recientemente, rubricó otro para extender la Ley de Comercio con el Enemigo, uno de los seis estatutos principales utilizados para hacer cumplir el bloqueo contra la isla, que califica de un acto de genocidio según la Convención de Ginebra de 1948 para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
Asimismo, Trump continuó las persecuciones a las finanzas de la nación caribeña, lo que se considera un acto de guerra económica de acuerdo con lo establecido en la Declaración relativa al Derecho de la Guerra Marítima, adoptada por la Conferencia Naval de Londres en 1909.
En su mensaje de paz ante los líderes mundiales reunidos a finales de septiembre en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, aseguró que Washington mantiene el cerco pese al rechazo de los pueblos cubano y estadounidense.
También lo ejecuta ‘cediendo a las presiones de sectores minoritarios, se ha dedicado a fabricar, artificialmente y con falsos pretextos, escenarios de tensión y hostilidad que a nadie benefician’, indicó.
Destacó que las potencialidades para una relación comercial fluida entre los dos países son reconocidas, y un entendimiento genuino y respetuoso beneficiaría los intereses de la región, pero advirtió que ello tiene como obstáculo el bloqueo.
‘Se trata de una política cruel que castiga a las familias cubanas y a toda la nación. Consiste en el sistema de sanciones económico más abarcador y prolongado aplicado jamás contra país alguno, y ha constituido, y sigue siendo, un obstáculo fundamental al desarrollo del país y a la realización de las aspiraciones de progreso y bienestar de varias generaciones de cubanos’, añadió.
En tanto, Estados Unidos mantiene un fuerte ataque a la economía de Venezuela, con sanciones y bloqueos financieros firmados por el presidente Donald Trump, además de la acción cómplice de comerciantes nacionales.
Washington utiliza, además, su influencia en la esfera financiera internacional para bloquear los ingresos generados por Venezuela, principalmente en el campo del petróleo, recursos clave para mantener los programas sociales que benefician al pueblo de la nación sudamericana.
El gobierno de Estados Unidos asimismo oficializó la prohibición a ciudadanos y compañías sujetas a sus leyes a realizar transacciones con cualquier moneda digital emitida por el gobierno de Venezuela después del 9 de enero de 2018.
La medida se sumó a otros actos hostiles, que explican la denuncia ante la Asamblea General de la ONU del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien definió este tipo de acciones como parte de la ‘ilegal agresión económica, ideológica, política y diplomática por levantar un proyecto autónomo (…), basado en su identidad nacional y por ser la primera reserva mundial de petróleo, entre otras riquezas naturales’.
Rechazó, de igual modo, el discurso agresivo de Trump contra Venezuela en Naciones Unidas, donde el presidente de Estados Unidos amenazó con nuevas sanciones económicas ilegales al país sudamericano.
No obstante, Maduro manifestó su disposición a dialogar con el mandatario estadounidense, a pesar de las inmensas diferencias históricas, ideológicas y sociales entre ellos.
Maduro ratificó también la firmeza de su país de impulsar un sistema de gobierno en beneficio de la mayoría de los venezolanos, el cual ha sido avalado en 24 comicios desde la llegada de la Revolución bolivariana, en 1998, con la asunción a la presidencia de Hugo Chávez (1954-2013).