En mayo de 1978 se inicia en Etiopía la selección de alrededor de 1200 jóvenes, en su mayoría huérfanos de la guerra del Ogaden, para cursar estudios en Cuba. El 9 de julio el Buque África-Cuba arriba a puerto cubano transportando a los jóvenes seleccionados, que cursarían estudios en la Isla de la Juventud. De esta manera, daba inicio el programa de formación de estudiantes etíopes en Cuba, bajo el cual han cursado estudios en nuestro país cerca de 5000 etíopes.
En Cuba no se les dio a los niños y jóvenes etíopes condiciones de lujo, que no teníamos, pero les abrimos las puertas de nuestras casas y las aulas de nuestras escuelas, con una hospitalidad que borró en poco tiempo la sensación de estar en tierra extranjera.
No los obligamos a renunciar a su identidad, ni a sus raíces, que fueron estimulados a mantener y recordar; pero los hicimos partícipes de las nuestras que hicieron suyas y que hoy forman una simbiosis única: la etiocubanía.
En cada uno de estos etíopes, que estudió en Cuba y que se reconoce orgullosamente como etiocubano, en cada familia etíope, que sin haber pisado suelo cubano, recibió el beneficio de la formación de uno de sus miembros; está viva la gratitud a Cuba y a su pueblo. Ellos forman parte en Etiopía del Legado de Fidel y de la Revolución cubana.