Declaración de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República de Cuba, en el Día Mundial de los Líderes de la Cumbre Global de la Organización Internacional del Trabajo sobre COVID-19 y el mundo del trabajo.
Señor director general;
Excelencias, Jefes de Estado y de Gobierno;
Me siento honrado de traer a esta Cumbre virtual la voz de Cuba, un pequeño país en desarrollo, donde los trabajadores en el poder luchan diariamente para lograr toda la justicia, que era el sueño y el compromiso de los padres fundadores de nuestra nación.
Hoy, como siempre ha sido el caso durante los últimos 61 años, Cuba comparte los nuevos y serios desafíos que enfrenta la Organización Internacional del Trabajo a medida que ingresa en su segundo siglo de existencia.
El impacto de COVID-19 se suma a los desafíos que el mundo del trabajo ya enfrentaba bajo las estrictas reglas del mercado, lo que tendrá consecuencias innegablemente devastadoras en las diversas crisis generadas por esta pandemia en las economías de todos los países.
El desempleo ha aumentado varias veces. La falta de protección social está en aumento, al igual que la desigualdad y la pobreza.
Pero no debemos engañarnos a nosotros mismos. El terrible impacto y las nefastas consecuencias de la pandemia en todo el mundo no son solo el resultado de este virus letal. Años de políticas neoliberales y capitalismo salvaje, sujetos a las leyes del mercado, son la causa principal de la grave situación mundial.
Según los expertos, ya se han perdido 305 millones de empleos y se están poniendo en peligro los medios de vida de 1.600 millones de trabajadores. Cientos de millones de personas pronto se unirán a las filas de aquellos que ya sufren las desigualdades de un orden económico internacional injusto, cuya supervivencia está ciertamente en juego.
Estos tiempos son dramáticamente serios y exigen acciones concertadas. Ni los gobiernos, ni los trabajadores ni los empleadores, pueden darse el lujo de no hacer nada. El colosal esfuerzo al que debemos dedicarnos exige soluciones en el interés superior de los derechos de los trabajadores.
Aquellos que crean empleos, particularmente los pequeños y medianos productores, también necesitarán asistencia.
Es imperativo consolidar el diálogo social en el proceso de definición e implementación de políticas para enfrentar y recuperarse de la pandemia.
Sr. Director General:
Cuba, una pequeña nación que ha estado haciendo frente a la pandemia de COVID-19, sufre el endurecimiento brutal y oportunista de la política de bloqueo económico, comercial y financiero impuesta por los Estados Unidos, destinada a restringir severamente nuestro comercio y nuestro acceso a los combustibles. y moneda fuerte.
A pesar del creciente atractivo mundial contra él, el bloqueo impuesto a Cuba no solo se ha mantenido desde que estalló la amenaza epidemiológica en todo el planeta, sino que ha aumentado su acoso criminal contra todo un pueblo, castigando brutalmente a todas las familias cubanas.
En medio de esta guerra económica sofocante, nuestro gobierno ha implementado acciones para proteger la salud de todo el pueblo; mantener las tasas de empleo y defender los derechos laborales y las garantías para todos, ya que estos han sido los principales pilares de nuestro proyecto social.
Se han implementado un total de 36 medidas laborales, salariales y de seguridad social. El trabajo a distancia y el teletrabajo están aumentando; algunos trabajadores han sido reasignados a otros trabajos y se han garantizado los salarios a los trabajadores que se han quedado en casa cuidando a sus hijos menores y ancianos, así como a las personas con mala salud o que no han sido reasignados a otro trabajo; más de 240 mil trabajadores independientes han sido exentos de pagar sus impuestos; se ha mantenido el pago de pensiones y los trabajadores sociales están prestando especial atención a las familias necesitadas, entre otras acciones.
Nadie ha quedado sin protección. Ahora hay condiciones apropiadas para iniciar el proceso de recuperación y avanzar hacia la nueva normalidad, basada en la participación más amplia posible de las personas en el proceso de toma de decisiones.
Sr. Director General:
La cooperación internacional y la solidaridad son hoy más necesarias que nunca. Nada vale más que la vida de una persona. Ese es un principio fundamental de la Revolución Cubana, que está en la base de nuestra cooperación internacional en los campos de la salud y la educación, así como en cualquier otra área que contribuya a mejorar la dignidad humana.
Es por eso que rechazamos, condenamos y repudiamos enérgicamente todas las medidas coercitivas unilaterales impuestas contra naciones soberanas como Cuba, Venezuela y otras que hoy sufren los castigos más crueles y masivos por haber elegido un sistema político o social diferente al de la economía dominante. potestades. Esas medidas son inhumanas y deberían eliminarse, sobre todo en el contexto de la pandemia actual, cuando las sanciones apuntan al genocidio.
La Organización Internacional del Trabajo, con un trabajo integral en favor de la justicia social, la promoción del empleo decente y la protección de los derechos humanos de los trabajadores, puede contribuir, dentro de su mandato, a ayudar al mundo del trabajo a dejar atrás la crisis causada por COVID-19.
Cuba, como país fundador de esta Organización, reitera su voluntad de continuar fortaleciendo el multilateralismo indispensable, la solidaridad y la cooperación internacional, y sigue comprometida a continuar garantizando la protección de los derechos de los trabajadores y avanzar hacia la construcción de un mundo más justo.
El trabajo es un derecho y valor sagrado. Como lo expresó el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, y cito: “… solo trabajando se podrá avanzar; solo trabajando será posible producir los bienes que el país necesita; solo trabajando será posible producir más alimentos; solo trabajando será posible abordar los desafíos más apremiantes del país.
Muchas gracias.