Discurso de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la Cumbre sobre el Nuevo Pacto Financiero Internacional, en Francia, el 22 de junio de 2023

Su Excelencia el Sr. Emmanuel Macron, Presidente de la República Francesa;
Excelentísimos Presidentes Gustavo Petro y Cyril Ramaphosa:
En primer lugar, agradezco la invitación a participar en esta Cumbre por un Nuevo Pacto Financiero Global, que puede ser otro punto de partida hacia un proceso intergubernamental más amplio de discusión y toma de decisiones en el seno de la marco de las Naciones Unidas.
Asistimos a este encuentro con la enorme responsabilidad que significa para Cuba presidir el Grupo de los 77 más China, la agrupación más representativa de las naciones en desarrollo y la que históricamente ha sido bandera y vocera de las demandas que hoy nos reúnen.
No desvelo ningún secreto si afirmo que las consecuencias más nefastas del actual orden económico y financiero internacional, profundamente injusto, antidemocrático, especulativo y excluyente, pesan con mayor fuerza sobre las naciones en desarrollo.
Son nuestros países los que han visto prácticamente duplicarse su deuda externa en los últimos diez años; los que han tenido que gastar 379.000 millones de dólares de sus reservas para defender sus monedas en 2022, casi el doble de los nuevos Derechos Especiales de Giro que les asigna el Fondo Monetario Internacional.
En condiciones tan desfavorables, el Sur no puede generar y acceder a los 4.300 millones de dólares anuales necesarios para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la década de acción que resta.
Nuestros pueblos no pueden ni deben seguir siendo laboratorios de recetas coloniales y formas renovadas de dominación que utilizan el endeudamiento, la actual arquitectura financiera internacional y medidas coercitivas unilaterales para perpetuar el subdesarrollo y aumentar las arcas de unos pocos a costa del Sur. Urge un nuevo orden internacional más justo como la mayor de todas las urgencias.
Para ello, será fundamental abordar, como se ha discutido aquí hoy, una reforma de las instituciones financieras internacionales, tanto en términos de gobernanza y representación como de acceso a la financiación, que tenga debidamente en cuenta los intereses legítimos de los países en desarrollo y amplía su capacidad de decisión en las entidades financieras.
En pleno siglo XXI, es inaceptable que la mayoría de las naciones del planeta nos sigan imponiendo instituciones obsoletas heredadas de la Guerra Fría y de Bretton Woods, alejadas de la actual configuración internacional y concebidas para aprovechar las reservas del Sur, perpetuar el desequilibrio y aplicar recetas de corto plazo para reproducir un esquema de colonialismo moderno.
Se necesita una recapitalización temprana y sustancial de los bancos multilaterales de desarrollo para mejorar sus condiciones crediticias y satisfacer las necesidades financieras del Sur. Esto incluye pedir a los países con Derechos Especiales de Giro no utilizados que los redirijan a estos bancos y países en desarrollo, teniendo en cuenta sus necesidades, circunstancias especiales y vulnerabilidades.
Deben incrementarse los préstamos oficiales para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Nuestros países necesitan recursos adicionales que estén respaldados por acciones concretas en acceso a mercados, desarrollo de capacidades y transferencia de tecnología.
También existe una necesidad urgente de establecer medidas de progreso en el desarrollo sostenible que vayan más allá del producto interno bruto para definir el acceso de los países en desarrollo al financiamiento concesional y la cooperación técnica adecuada.
También debemos tener en cuenta que el cambio climático ha transformado la naturaleza de los desafíos del desarrollo, por lo que la agenda climática acordada internacionalmente debe implementarse de acuerdo con el principio de equidad y responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades respectivas.
Es profundamente decepcionante que nunca se haya alcanzado el objetivo de movilizar $100 mil millones por año hasta 2020 como financiamiento para el clima. Agregue a eso la acumulación de incumplimientos y el impacto de la inflación, y este objetivo que nunca se basó realmente en las necesidades y prioridades de los países en desarrollo o en la ciencia es considerablemente más alto.

Excelencias:
Ha llegado el momento de enviar un mensaje político claro que renueve nuestro compromiso colectivo para implementar la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Las bases actuales que definen las relaciones Norte-Sur y la convivencia en el planeta deben ser repensadas.
Concluyo con una pregunta y una advertencia que Fidel nos dejó hace casi diez años: "Si hoy es posible prolongar la vida, la salud y el tiempo útil de las personas, si es perfectamente posible planificar el desarrollo de la población en virtud de aumentar la productividad, la cultura y el desarrollo de los valores humanos. ¿Qué esperas para hacerlo?
"Las ideas justas triunfarán o triunfará el desastre".
No pasemos a la historia como los líderes que podrían haber marcado la diferencia en el bien común. destino y no pudimos lograrlo.
No ignoremos las advertencias, no subestimemos las urgencias. Actuemos con sentido de especie en peligro de extinción. Actuemos con sentido de humanidad.

Muchas gracias.

(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)

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