El libro en alto, el corazón en la cartilla.

Con la premisa de acercarse a la complejidad de la campaña en todos los ámbitos de la sociedad, a su importancia en los convulsos 60 de la pasada centuria, la jornada constituye una evocación al histórico evento de enorme impacto educativo, cultural y político que erradicó el analfabetismo en Cuba.

El icónico Memorial José Martí, monumento en que se alza la figura escultórica más grande del Apóstol fue una de las sedes del primer simposio correspondiente a la Jornada Académica-Cultural «60 años de la Campaña Nacional de Alfabetización», a celebrarse del 20 al 22 de diciembre.

El evento, convocado por el Museo de la Alfabetización, contó con el apoyo del Ministerio de Educación, el Ministerio de Cultura, la Casa de las Américas y el Instituto de Historia de Cuba.

Con la premisa de acercarse a la complejidad de la campaña en todos los ámbitos de la sociedad, a su importancia en los convulsos 60 de la pasada centuria, y al quehacer de sus actores principales, la jornada también constituye una evocación al histórico evento de enorme impacto educativo, cultural y político que erradicó el analfabetismo en Cuba, revindicando el derecho de todo ciudadano a la educación.

Comparecieron Luisa Campos, Directora del Museo de la Campaña de Alfabetización, Yoel Cordoví, Presidente del Instituto de Historia de Cuba, el escritor y crítico Víctor Fowler Calzada, la poeta Nancy Morejón, la artista de la plástica Diana Balboa, y los alfabetizadores e historiadores Raúl Rodríguez de la O y Víctor Bazán de la O.

En el encuentro, Yoel Cordoví recordó las palabras de Fidel Castro cuando el 6 de enero de 1959 mientras transitaba por la ciudad de Santa Clara pronunció: «Aquí hay que lanzar un programa de alfabetización. Aquí no debe estar nadie, ningún maestro tranquilo mientras haya un ciudadano que no sepa leer ni escribir».

Nancy Morejón, quien fuera alfabetizadora del barrio Los Sitios, aseguró que la campaña cambió su vida. «La campaña me abrió muchas puertas. Allí una enseñó y aprendió. El elemento más importante fue el hecho de que aceptamos la diversidad. Se alfabetizó a personas muy diferentes, de culturas distintas. Todo el vuelco social, político y moral que significó la idea de esa primera hazaña de la nación cubana. Se luchaba contra aquello que se llamaba analfabeto, era un bochorno para cualquier persona considerarse un analfabeto.

«Enseñar en los barrios de la ciudad donde nací me abrió muchas puertas», dijo.

Diana Balboa, por su parte, aprendió a defender ideas como el altruismo, la generosidad. «No la nuestra ni nuestro altruismo hacia los campesinos sino la de ellos hacia nosotros. Aprendimos a bañarnos desnudas en un río porque no había otra opción, a meter las manos en la tierra y a ser parte de la vida de ellos. Éramos muy felices con muy poco. Para mí la mayor experiencia fue haber aprendido a vivir».

Diana Balboa salió de la ciudad para el campo y desde entonces no ha dejado de añorar nunca el campo. Se enamoró de ser maestra en el Escambray y terminó estudiando magisterio.

A los historiadores y alfabetizadores Raúl Rodríguez de la O y Víctor Bazán de la O el movimiento también les cambió la vida. Raúl sentía por la Revolución porque había tenido familiares y amigos muertos, torturados y lanzados a la calle.

Aquellos campesinos, aunque no eran cultos, eran muy educados, no perdían de vista el saludo cordial de siempre. Gente muy generosa, que daba todo teniendo muy poco. «No conocían qué era un televisor o una radio. Aquellas personas de las montañas carecían del derecho a la educación. Desde que llegué sentí un profundo amor».

En aquel momento Raúl tenía trece años y su hermano Víctor diez. Víctor había procurado quitarse la vida si sus padres no le permitían alfabetizar en las montañas. Era muy pequeño para asumir esa tarea. Sin embargo, logró hacerlo.

El 22 de diciembre de 1961 Cuba se declara territorio libre de analfabetismo, el primero de América. Niños, adolescentes, jóvenes llevaron la educación al campo. Una tarea noble y humana, imprescindible en todas las épocas. La Campaña de Alfabetización en Cuba marcó el antes y el después.

A su repercusión e importancia se debe esta jornada, que concluye hoy 22 de diciembre, Día del educador. La Casa de las Américas acogió ayer el segundo día de paneles. Entre ellos, La dimensión internacional de la campaña, con el historiador Rainer Schultz; El impacto de la Campaña sobre la mujer cubana, con Marta Núñez, socióloga y profesora emérita de la Universidad de La Habana y El contexto político de la Campaña, con Rafael Hernández, politólogo y director de la Revista Temas.

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