El medio uruguayo Caras y Caretas rinde tributo al más universal de todos los cubanos. José Martí: Un cubano y antiimperialista universal

Este 19 de mayo se conmemora el aniversario 126 de la caída en combate del Héroe Nacional de Cuba José Martí. Su pensamiento antiimperialista es el arma para defender a nuestros pueblos y brújula cuando baten aires de tormenta.

José Martí, considerado como el más ilustre pensador de la isla, perdió la vida el 19 de mayo de 1895, en desigual combate frente a tropas del ejército colonial español, en la zona conocida como Dos Ríos, en el oriente cubano, apenas tres meses después de iniciada la última guerra independentista.

Autor de una impresionante obra literaria, que incluye novelas, poesía, y ensayos, Martí se destacó además como periodista y diplomático, pero su principal legado fue como aglutinador de la conciencia nacional, e indiscutible líder político de los que luchaban por independizar a Cuba de España.

Hoy más que nunca es preciso revisitar su antimperialismo fundador, la advertencia martiana ante el peligro que representaban para nuestra América las apetencias de los Estados Unidos, cuyos propósitos verdaderos tenían un carácter expansionista y colonizador.

El Apóstol comprendió la esencia de esa política y alertó a los pueblos del Sur desde su estancia reveladora en Nueva York. He ahí sus escenas norteamericanas, que devienen obligada lectura para entender por qué, a la altura del siglo XXI, sigue siendo el imperio, una real amenaza a la seguridad, armonía y equilibrio de nuestros pueblos.

Y esta idea del peligro que representaba (y representa hoy) el imperialismo es cardinal en uno de sus medulares textos. Desde el comienzo del ensayo martiano Nuestra América Martí advierte, indirectamente, del peligro expansionista que acuñaba –“…y le pueden poner la bota encima”– el imperio del Norte a la aldea americana. Esta alerta lleva implícita una crítica a los pueblerinos que, por avivar su apetito vanidoso y egocéntrico, descuidan la guarda y custodia de su aldea y no saben del peligro anunciado. Ya coloca Martí, en el inicio ensayístico, el llamado al combate en defensa de nuestra América; éste con las armas del juicio, con las ideas pues en lenguaje metafórico califica las armas del gigante de las siete leguas como de piedras: “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”.

Más adelante, en la última parte de Nuestra América, vuelve Martí sobre el peligro externo y mayor de la región: los Estados Unidos y su tradición de conquista: “pero otro peligro corre, acaso, nuestra América, que no le viene de sí, sino de la diferencia de orígenes, métodos e intereses entre los dos factores continentales, y es la hora próxima en que se le acerque, demandando relaciones íntimas, un pueblo emprendedor y pujante que la desconoce y la desdeña”; que no es otro que el que personifica el imperialismo yanqui.

La visión martiana antimperialista lo llevó a rechazar todo vestigio de propuesta indigna para Cuba, todo rastro de anexionismo, por ejemplo. Nos alerta Martí que: “(…) Y una vez en Cuba los Estados Unidos ¿quién los saca de ella? Ni ¿por qué ha de quedar Cuba en América, como según este precedente quedaría, a manera –no del pueblo que es, propio y capaz-, sino como una nacionalidad artificial, creada por razones estratégicas? Base más segura quiero para mi pueblo. Ese plan, en sus resultados, sería un modo directo de anexión. Y su simple presentación lo es (…)”.

En la hora actual de la humanidad, hablar de Martí deviene compromiso con nuestro tiempo, y asumir su fortaleza ideológica, una necesidad. Martí es motivación permanente a militar por la justicia social. La fuerza de las ideas martianas constituye un basamento esencial para la salvaguarda de las naciones; por ello precisamos que su ideario sea asumido y practicado para transformar la realidad, para continuar la búsqueda invariable de la idea del bien y la utilidad de la virtud.

 

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