En Etiopía, mencionar a Cuba siempre trae consigo muestras de respeto y admiración por Fidel, ligado por siempre a la proeza internacionalista que permitió que hijos de un pequeño país del Caribe, estuvieran dispuestos a dar hasta la propia vida, junto a los etíopes, sin esperar nada a cambio.
Fue casualmente un 25 de noviembre, pero de 1977, cuando el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana firmó la orden para el inicio de la Operación Baraguá, con la que las tropas cubanas iniciaron oficialmente su apoyo militar a las fuerzas etíopes que luchaban contra la invasión somalí. Al nombrar dicha operación con el honroso nombre de uno de los mayores símbolos de intransigencia revolucionaria y lealtad a la Patria de la historia de Cuba, Fidel demostraba su confianza en la voluntad de lucha de los etíopes y en la importancia del internacionalismo.
El triunfo alcanzado, solo unos días antes de la celebración del centenario de la Protesta de Baraguá, confirmó el acierto de su visión política y de su genialidad como estratega militar.
Desde entonces, múltiples fueron las muestras de admiración de Fidel por el pueblo etíope y varios los programas impulsados y apoyados por él para materializar la ayuda que Etiopía necesitaba para dar respuesta a sus necesidades de desarrollo. Suya fue la idea de crear el Programa Educativo para la formación de estudiantes etíopes en 1978, que posibilitó que alrededor de 5000 niños, adolescentes y jóvenes de Etiopía estudiaran gratuitamente en Cuba y se formaran como profesionales para ayudar en el desarrollo de su nación. Hoy, muchos de ellos son médicos, ingenieros, agrónomos, veterinarios, economistas, abogados, hombres de negocios y políticos de amplio prestigio en su país.
Cientos de profesionales cubanos de varios sectores como la salud, la educación y la agricultura han prestado sus servicios en Etiopía, compartiendo sus experiencias y facilitando la capacitación de recursos humanos, en claro ejemplo de la solidaridad internacional y la cooperación Sur-Sur por la que Fidel abogó incansablemente.
Las muestras de amor y el homenaje sincero a la vida y obra de Fidel que se organizó en Etiopía en ocasión de la partida del Comandante en Jefe de la Revolución cubana a la inmortalidad, no fueron un acto formal; sino expresiones de gratitud de hijos de este pueblo, que lo lloraron como un padre y viven agradecidos por lo que hizo por cada uno de ellos.
Ese día, los agradecidos que nos acompañaron desde este país del este africano, renovaron el compromiso de ser fieles al legado de Fidel; seguirlo honrando con sus acciones y contribuir a construir ese mundo mejor en el que él confió y por el que debemos seguir trabajando.
El pasado año, en ocasión del 93 aniversario de su natalicio, nuestra querida comunidad etiocubana sembró un árbol en homenaje a Fidel en el parque de la Amistad entre Cuba y Etiopía, en el mismo lugar donde se rinde permanente tributo a los 163 cubanos que dieron su vida por Etiopía en la guerra del Ogadén.
Este año, el homenaje no podrá ser masivo, pero el recuerdo de Fidel sigue inspirando y acompañando cada acción solidaria, cada esfuerzo por el bienestar de nuestros pueblos y cada empeño por fortalecer la cooperación y las relaciones entre Cuba y Etiopía.
Ese sentimiento lo expresó recientemente la Dra Mesrak Mekonnen, graduada en Cuba y actual Secretaria General del Parlamento etíope, en una entrevista a la Agencia Prensa Latina, al decir: “Para nosotros no está muerto, siempre vivirá en nuestros corazones. A Fidel no lo quiero, no lo admiro, lo amo, que es todo eso y más”.
EMBACUBA ETIOPÍA