Declaración del gobierno revolucionario
El presidente estadounidense Donald Trump ataca a Cuba desde el primer día y sin pretexto alguno. La decisión de restablecer las draconianas medidas de guerra económica contra Cuba, que su antecesor había eliminado pocos días antes, es una demostración de la agresividad del imperialismo norteamericano contra la soberanía, la paz y el bienestar del pueblo cubano. Entre esas medidas está la inclusión de nuestro país, una vez más, en la arbitraria lista de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo, designación que demuestra absoluto desprecio por la verdad.
Esto no debe sorprender a nadie. La declaración emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores el 14 de enero advirtió que «el gobierno de este país podría revertir en breve las medidas adoptadas hoy, como ha ocurrido en otras ocasiones y como prueba de la falta de legitimidad, ética, coherencia y razón en su conducta contra Cuba». También dijo que «los políticos estadounidenses rara vez se molestan en encontrar una justificación...». Así gobiernan en este país.
Trump ha interpretado su llegada al poder como la coronación de un emperador. Sus ambiciones incluyen, solo para empezar, la conquista de Canadá, la usurpación de Groenlandia, el cambio de nombre del Golfo de México y el despojo a los panameños de su canal. La hegemónica Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto, impuestos a sangre y fuego en América Latina y el Caribe, sirven de guía al nuevo equipo de gobierno.
A él se unen los grupos y políticos que han hecho de la agresión contra Cuba una forma de vida, que se han beneficiado durante décadas del comercio anticubano y que ahora comparten la embriaguez del nuevo Presidente. Todos ellos tienen una gran responsabilidad en la difícil situación económica del país y en el aumento del flujo migratorio de Cuba a Estados Unidos.
Este último acto de agresión del gobierno norteamericano contra el pueblo cubano muestra, una vez más, el verdadero, cruel y despiadado propósito de estas y tantas otras medidas de cerco y asfixia, que se aplican a Cuba con fines de dominación. Es una reacción de impotencia ante su incapacidad para doblegar nuestra voluntad y ante el respeto, la simpatía y el apoyo que despierta la Revolución entre los pueblos del mundo.
Le blocus économique, son renforcement et les nouvelles mesures agressives continueront à peser, avec un effet très néfaste, sur notre économie, le niveau de vie, les potentialités de développement et les rêves légitimes de justice et de bien-être du peuple cubain, comme cela s’est produit durant ces dernières années.
Ils ne nous détourneront pas de la voie socialiste, de notre détermination à redresser l'économie, à encourager la plus grande solidarité, la créativité, le talent, l'esprit de travail, et à défendre, comme un bastion inexpugnable, la liberté, l'indépendance, la souveraineté et le privilège de construire un avenir sans ingérence étrangère.
Le peuple cubain exprime sa reconnaissance pour les nombreuses expressions de soutien et de solidarité reçues du monde entier, de gouvernements, de Cubains vivant à l'étranger, de parlements, d’organisations politiques, religieuses et sociales et de personnalités politiques des États-Unis et d'autres pays.
Que personne ne se fasse d'illusions ! Le peuple cubain s'est exprimé avec une détermination et une force claires lors de la marche du 20 décembre. Ici prévaut la conviction que CUBA VAINCRA.
LA PATRIE OU LA MORT, NOUS VAINCRONS !
La Havane, 21 janvier 2025