Intervención del Excelentísimo Sr. Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, en el Debate General del 80.º Periodo de la AGNU

Señora Presidenta de la Asamblea General;

Señor Secretario General;

Mientras deliberamos aquí, 2,2 millones de seres humanos en Gaza están condenados a morir de hambre debido a los actos de genocidio, exterminio y limpieza étnica del régimen sionista, que cuenta con los suministros militares y financieros y la impunidad garantizada por el gobierno de Estados Unidos.

En nombre del Gobierno y el pueblo de Cuba, reitero la más firme solidaridad con el pueblo palestino y su justa causa a favor de la libertad, la independencia y el fin de la ocupación sionista.

Si el Consejo de Seguridad se ve impotente debido al veto ejercido o amenazado con ejercer por los Estados Unidos y, por tanto, no puede adoptar medidas eficaces para poner fin a esa barbarie, esta Asamblea General tiene el deber y la capacidad de promover medidas concretas sin más demora.

Debería al menos declarar inequívocamente el derecho de Palestina a ser miembro de las Naciones Unidas, dentro de las fronteras anteriores a 1967, con Jerusalén Oriental como su capital y el derecho al retorno de los refugiados.

Señora Presidenta;

Once millones de personas, tres millones de ellas niños, mueren cada año de hambre y otras enfermedades relacionadas. La crisis climática está destruyendo naciones y vidas, y devastando comunidades y economías. Un puñado de países y personas acumulan más riqueza que la gran mayoría de los demás países juntos. Las colosales desigualdades obstaculizan el desarrollo sostenible.

No ha habido una respuesta global eficaz a los graves desafíos actuales. No ha podido haberla porque el orden mundial actual refleja una época pasada, cuando la mayoría de los países en desarrollo ni siquiera existían como Estados independientes. Hace ochenta años, la ONU se fundó con apenas 51 Estados miembros. Hoy somos 193.

La prioridad más urgente es crear un nuevo orden internacional que garantice la paz, el derecho al desarrollo, la igualdad soberana y la participación y representación de los países en desarrollo en las decisiones políticas globales que prevea el bien común y la prosperidad en armonía con la naturaleza y asegure el ejercicio de todos los derechos humanos por todos los pueblos.

Aspiremos todos a una nueva convivencia civilizada, en la que prevalezcan la solidaridad, la cooperación internacional y la solución pacífica de las controversias, como alternativas a la guerra, al uso de la fuerza, a las agresiones y a la ocupación; frente a las aspiraciones de dominación unipolar y hegemónica; un orden sin bloqueos ni medidas coercitivas unilaterales, basado en el multilateralismo y con pleno respeto a la Carta de las Naciones Unidas y al Derecho Internacional.

A pesar de sus limitaciones, las Naciones Unidas siguen siendo el órgano más representativo de la comunidad internacional. Es nuestro deber proteger y fortalecer su esencia intergubernamental. Sus fundamentos democráticos no pueden diluirse en agendas arrolladoras sujetas a las prioridades y normas caprichosas impuestas por quienes aportan la mayor financiación.

Es necesario resaltar el papel central de la Asamblea General como su órgano más democrático y representativo.

El objetivo principal de la iniciativa "UN80" lanzada por el Secretario General debería ser fortalecer el carácter intergubernamental de las Naciones Unidas y su capacidad para abordar mejor los desafíos más acuciantes de estos tiempos.

Es imperativo rechazar la amenazante propuesta de una nueva doctrina llamada "paz por la fuerza", que pretende imponernos a todos la voluntad arbitraria del imperialismo norteamericano recurriendo al uso de la amenaza, la coerción y la agresión.

Se trata de una doctrina concebida para satisfacer las ambiciones de una potencia unipolar ya en decadencia y responde también a los intereses de las grandes empresas transnacionales, en detrimento de los derechos de las naciones soberanas y de sus pueblos y de los valores sobre los que se construyó esta Organización.

La amenaza de guerra se cierne hoy sobre el Mar Caribe, con un extraordinario y absolutamente injustificado despliegue naval y aéreo, con buques de desembarco y de asalto y submarinos nucleares.

Estados Unidos utiliza el pretexto de combatir el crimen y el narcotráfico, una historia que nadie cree.

El ataque y la destrucción de lanchas rápidas no registradas o no autorizadas; el asesinato o ejecución extrajudicial de civiles; la interdicción de buques o embarcaciones pesqueras y las acciones agresivas de los Estados Unidos crean una situación peligrosa que viola el Derecho Internacional y amenaza la paz y la seguridad regionales.

Reafirmamos nuestro enérgico rechazo a las amenazas de agresión contra Venezuela y nuestro total apoyo al Gobierno bolivariano y chavista de ese hermano pueblo latinoamericano y caribeño y a la unión Popular y Militar que lidera el legítimo Presidente Nicolás Maduro Moros.

Rechazamos la Doctrina Monroe así como cualquier intento de militarización, intervención o dominación imperialista en América Latina y el Caribe, declarada como Zona de Paz en enero de 2014 en La Habana, cuya proclama fue firmada por los Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

La carrera armamentista acelerada implica una competencia en el reino de la muerte y la destrucción, con el uso de recursos financieros y materiales extraordinarios que podrían emplearse para mitigar la pobreza, promover el desarrollo y la cooperación.

Mientras tanto, la mayoría de los escasos objetivos de la Agenda 2030 no se cumplirán; los compromisos de Asistencia Oficial para el Desarrollo se ignoran; y la financiación para combatir el cambio climático está disminuyendo.

En 1960, ante esta misma Asamblea, el líder histórico de la Revolución Cubana advirtió, y cito: "Que desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra".

Señora Presidenta;

El cambio climático avanza inexorablemente y rápidamente. Los primeros seis meses de este año han sido los más cálidos registrados. El año pasado ya había sido el año con las temperaturas más altas. Desde este mismo podio, se cuestiona la ciencia y décadas de trabajo colectivo para proteger el planeta. Si no se modifican los patrones insostenibles de producción y consumo del capitalismo, superaremos el fatídico umbral de los 1,5 grados Celsius antes del año 2030.

La deuda externa de los países en desarrollo, pagada varias veces, sigue creciendo y alcanza cifras astronómicas, convirtiéndose así en una nueva forma de colonización. Es imperativo implementar los compromisos asumidos en la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, con recursos adicionales y un mecanismo multilateral específico para la negociación de la deuda.

Sufrimos las consecuencias de una poderosa dominación cultural en la que la tecnología digital impacta nuestras vidas de forma cada vez más acelerada y completa. Unas pocas corporaciones transnacionales imponen sus sistemas operativos y controlan el contenido que vemos, leemos y escuchamos, moldeando nuestro comportamiento. Sufrimos una dictadura de algoritmos.

Necesitamos establecer estándares comunes en la ONU lo antes posible para liberar el potencial transformador de las nuevas tecnologías, en particular la IA, en beneficio de todos y mitigando al mismo tiempo los riesgos.  

Además de los desafíos que enfrenta Cuba, derivados de su condición de pequeño Estado insular en desarrollo, nuestro país sufre el impacto devastador y acumulativo de la política de hostilidad y asfixia económica impuesta por Estados Unidos durante más de seis décadas.

El bloqueo contra Cuba persiste y se ha endurecido al extremo. Es una guerra económica abrumadora y prolongada cuyo objetivo es privar a los cubanos de sus medios de vida y sostenibilidad, de su existencia como un pueblo fraterno y alegre.

Cualquiera que afirme lo contrario mentiría. Los mismos promotores de esta guerra se jactan de su impacto destructivo y de su capacidad para socavar el nivel de vida de un pueblo entero en cualquier rincón del planeta.

Esta agresión ha alcanzado niveles sin precedentes en los últimos ocho años y ha incluido acciones de persecución y presión económica cada vez más elaboradas, quirúrgicas y extraterritoriales contra terceros. Impone múltiples y extraordinarios obstáculos a la producción, el comercio y las finanzas, así como a los servicios y políticas que garantizan la justicia social y la vida misma.

Cuba enfrenta hoy una situación sin precedentes de cortes eléctricos prolongados y diarios, dificultades para conseguir alimentos, insuficiente disponibilidad de medicamentos, transporte público deprimido, limitaciones en los servicios comunitarios y una inflación pronunciada que deprime los ingresos reales.

En 1960, el subsecretario de Estado adjunto, Lester Mallory, redactó el memorando de coerción y bloqueo económico contra Cuba que ha guiado la conducta del gobierno estadounidense durante todos estos años. Dicho memorando declaraba, y cito textualmente: «...deben emplearse con prontitud todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba... una línea de acción que... logra los mayores avances en la negación de dinero y suministros a Cuba, la disminución de los salarios monetarios y reales, y la provocación del hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno». Fin de la cita.

El Secretario de Estado es la reencarnación de ese macabro sujeto.

Señora Presidenta,

Cuba es víctima del terrorismo. Durante años, y aún hoy, se han organizado y financiado actos terroristas contra el país desde territorio estadounidense. Conocidos autores de horrendos actos de agresión contra el pueblo cubano, que han causado miles de muertes, mutilaciones y cuantiosos daños materiales, viven allí pacíficamente y con absoluta impunidad.

En cumplimiento de sus responsabilidades contra el terrorismo y en apoyo a los esfuerzos de la ONU contra este flagelo, el gobierno cubano ha compartido oficialmente con el gobierno de Estados Unidos en los últimos años los nombres e información sobre 62 personas y 20 organizaciones con sede en este país responsables de actos violentos y terroristas que, desde territorio estadounidense, continúan participando en acciones de esta naturaleza contra Cuba. No se ha recibido respuesta, y se desconoce si las autoridades estadounidenses han tomado alguna medida contra alguno de ellos.

Resulta cínico que el gobierno de Estados Unidos etiquete a Cuba como Estado patrocinador del terrorismo con fines de coerción política y económica. Esta es una calumnia que ni esta Organización ni ninguno de sus Estados Miembros comparten.

Muchas instituciones nacionales, tanto bancarias como financieras y comerciales, en casi todos los países aquí representados, se ven intimidadas por esta falaz designación del gobierno estadounidense. Debido a esta clasificación, gobiernos e instituciones extranjeras evitan relacionarse con entidades cubanas, ofrecer crédito, apoyar la actividad comercial del país o canalizar nuestras transferencias.

A ello se suma la intimidación contra ciudadanos de más de 40 países a quienes el gobierno estadounidense amenaza con represalias si, en virtud de sus derechos, deciden visitar Cuba.

Estados Unidos ha desatado una feroz campaña de descrédito y persecución contra la cooperación médica cubana, así como de acoso y coerción contra las autoridades de los países que la reciben. Se trata de una estrategia dirigida por el Departamento de Estado.

Se pretende denigrar aquella cooperación que ha salvado millones de vidas y, en no pocos casos, ha sido la única opción de grandes grupos poblacionales para acceder a los servicios de salud.

Esta cooperación altruista y fraternal se basa en acuerdos bilaterales absolutamente legítimos y cumple con los estándares internacionales de Cooperación de esta Organización.

Ratifico, una vez más, que Cuba honrará sus compromisos con todos los países con los que ha firmado acuerdos y programas bilaterales de cooperación médica, y mantendrá la disposición de ampliarlos con todos los gobiernos dispuestos a desarrollar dicha cooperación sobre la base del Derecho Internacional y sus legislaciones nacionales, en interés del bienestar de sus pueblos.

Desde 1963, 605 000 médicos y especialistas han realizado, entre otras cosas, 17 millones de cirugías y asistido más de 5 millones de partos. Actualmente, más de 24 000 profesionales sanitarios prestan sus servicios en 56 países.

La agresión contra Cuba es reforzada por una poderosa maquinaria de desestabilización que, desde territorio estadounidense y financiada con el presupuesto federal de ese país, impone una ofensiva dirigida a perturbar la paz pública, promover actos de violencia, engañar a la población y desacreditar a nuestro país.

Se trata de una estrategia de guerra no convencional que combina la manipulación emocional con el envenenamiento informativo para imponer un clima de desesperanza y desmovilización política.

Ante esta embestida asimétrica, la determinación de nuestro pueblo se fortalece. Somos conscientes de los grandes desafíos que enfrentamos y de la necesidad de lograr, con creatividad y la participación de todos, la recuperación económica y fortalecer las políticas sociales.

El pasado mes de julio, el presidente Miguel Díaz-Canel dijo, y cito: “No somos un accidente de la historia, somos la consecuencia lógica de una historia de resistencia y rebeldía frente al abuso y la injusticia”, fin de la cita.

No cejaremos en el empeño de construir nuestros sueños de un país socialista mejor y más próspero para todos, basado en el orden constitucional escogido por nuestro pueblo, que garantice la soberanía, la identidad nacional y cultural y refleje el sueño de José Martí, resumido en su memorable frase, y cito: “El culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre y la búsqueda de toda la justicia” , fin de la cita.

Hemos diseñado un programa de recuperación económica realista, adaptado a las condiciones tan peculiares y extraordinarias de nuestro país, conscientes de que debemos superar los devastadores impactos del bloqueo económico, superar las deficiencias inherentes a la estructura económica actual y cambiar todo lo que sea necesario. No nos engañemos, pero los resultados ya empiezan a ser evidentes a nivel macroeconómico, aunque la gente aún no los percibe ni se reflejan en la vida cotidiana de las familias cubanas.

Cuba es una nación de paz. A pesar de todo el daño que Estados Unidos nos ha causado, siempre hemos estado dispuestos a dialogar, sin condiciones previas, y a intentar lograr una relación respetuosa y civilizada con ese país, sin subordinación ni límites a nuestras prerrogativas soberanas. Ambos pueblos se beneficiarían de esta oportunidad.

Un número considerable de cubanos residen en Estados Unidos, muchos de los cuales se sienten amenazados hoy en día, ya que los políticos que han forjado su carrera y se han enriquecido supuestamente representándolos, sobre todo en Miami, los han traicionado. Al sembrar constantemente el odio y la manipulación política, apoyan, por oportunismo, las medidas xenófobas, racistas y represivas de intimidación y represalia que se aplican injustamente contra ellos.

Lo mismo ocurre, en particular, en el Departamento de Estado.

Nadie debe olvidar que un número significativo de cubanos ha llegado a este país durante más de 60 años. Fueron impulsados ​​por las condiciones del bloqueo económico y atraídos por los privilegios otorgados por leyes y prácticas con motivaciones políticas que los alientan, admiten y protegen, independientemente de si migraron legalmente o no.

Señora Presidenta,

Reafirmamos nuestro compromiso como país socio del BRICS.   

Rechazamos la aplicación de medidas coercitivas unilaterales que buscan subyugar la voluntad soberana de los pueblos. Expresamos nuestro apoyo a Belarús, Nicaragua, Venezuela, Zimbabue, la República Popular Democrática de Corea, Irán, Rusia y otras naciones víctimas de estas medidas.

Ratificamos nuestra solidaridad con el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de Nicaragua.

Reiteramos nuestro apoyo al derecho inalienable del pueblo de Puerto Rico a la autodeterminación y la independencia.

Los países hermanos del Caribe merecen un trato justo y diferenciado, así como reparaciones por los horrores del colonialismo y la esclavitud.

La comunidad internacional tiene una gran responsabilidad con el pueblo haitiano. Mantenemos nuestra modesta cooperación en materia de salud con este pueblo hermano y Cuba se sumará a cualquier esfuerzo internacional para apoyarlo, con base en el respeto a su soberanía, sin imposiciones ni intervenciones militares.

Respaldamos el derecho legítimo y soberano de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.

Cuba mantiene su compromiso con la paz en Colombia.

África, cuna de la humanidad, siempre podrá contar con Cuba y la solidaridad del pueblo cubano. Apoyamos su justa demanda de reparación por los daños causados ​​por la colonización.

Reafirmamos nuestra solidaridad con el pueblo saharaui y su derecho a la autodeterminación.

Reafirmamos el principio de “Una China”.

Nos oponemos a las doctrinas militares y nucleares agresivas de la OTAN.

Creemos firmemente, sin considerarlo una utopía, que un mundo mejor es posible. Creemos en el deber de luchar y trabajar para lograrlo.

Permítame reiterar las palabras expresadas por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, desde esta tribuna, en septiembre de 2015:

“La comunidad internacional siempre podrá contar con la voz sincera de Cuba frente a la injusticia, la desigualdad, el subdesarrollo, la discriminación y la manipulación y para el establecimiento de un orden internacional más justo y equitativo, verdaderamente centrado en el ser humano, su dignidad y su bienestar”.

Muchas gracias.

(Cubaminrex) 

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