“Ivan Mora Godoy, la pasión por la Patria”, por Oscar Oramas Oliva.

“Si me preguntan cuál es la palabra más bella, diré que es Patria: -y si me preguntan por otra, casi tan bella como patria, diré- Amistad”. José Martí.

Llegó a la Misión cubana ante las Naciones Unidas en Nueva York, en octubre de 1985, como segundo secretario y se le asignó la tarea de representar a Cuba ante la Tercera Comisión (Asuntos Humanitarios), donde  demostró inteligencia, creatividad, valentía, amor a los principios de nuestra Revolución y fidelidad a la Patria y a su líder histórico Fidel Castro Ruz. En la dirección colectiva del trabajo se fue destacando, aprendiendo con celeridad y manejando con destreza y acertadamente los múltiples temas que diariamente discutíamos. Recuerdo que cada vez que pedía la palabra, hacía propuestas y observaciones con argumentos sólidos.

Su capacidad para desarrollar relaciones personales hizo posible que pudiéramos hacerles frente a los funcionarios estadounidenses y acólitos con éxito. Combatió apasionadamente las execrables calumnias de Estados Unidos contra Cuba.

Debo decir que cuando Cuba aspiraba a un puesto de miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en 1989, a lo largo del difícil proceso Ivan Mora Godoy fue uno de sus más destacados pilares, y lo hizo con suma honestidad, profesionalismo, modestia y eficacia. Se destacó por llevar al colectivo de funcionarios iniciativas y propuestas de acciones de trascendencia para ser examinadas y adoptadas.

Una de sus sabias iniciativa  fue proponer al pleno de las Naciones Unidas una resolución de condena al criminal y genocida bloqueo contra nuestro país por parte de Estados Unidos.  Allí vimos desarrollarse a un excelente diplomático revolucionario.

Junto al compañero Bruno Rodríguez Parrilla, entonces Viceministro del MINREX, marchó junto a la brigada médica a Pakistán para apoyar aquel pueblo víctima de un terremoto, y allí trabajó, con el mismo entusiasmo y responsabilidad acostumbrada. En esta misión brilló su forma amena, eficaz y enérgica al dar cumplimiento a las instrucciones que casi a diario recibía personalmente vía telefónica del Máximo Líder de nuestra revolución.
Todo ello hizo posible que Iván Mora fuera designado embajador de Cuba ante los Organismos Internaciones en Ginebra. Allí lo vimos con el dinamismo de siempre y combatir, con audacia y firmeza, las campañas aviesas de Estados Unidos contra Cuba en el terreno de los derechos humanos. Logró tener un dominio del arte de la diplomacia y una aguda capacidad para imaginar escenarios. Dicen los periodistas que al final de cada día, no importaba el cansancio, Ivan se acercaba a ellos brindándoles informaciones sobre los acontecimientos.

Fue Director de Africa Subsahariana de nuestra Cancillería, y recuerdo con cariño su respeto por las opiniones de los viejos diplomáticos en Africa y las atinadas consultas a que nos sometía. Alguien me decía que ese gesto demostraba la sabiduría de Iván Mora. Buscaba afanosamente desarrollar relaciones con dichos países, y varias veces visitó algunos de ellos con esos fines. Sus compañeros en dichos menesteres lo recuerdan por el compañerismo, su sonrisa ante las dificultades y sus frases. Destacándose su humildad y sin menoscabar para nada su jerarquía supo acercarse a sus compañeros subordinados que lo acompañaban en la búsqueda de criterios e iniciativas para el mejor desarrollo y éxito de tan compleja misión, y siempre reconociendo públicamente a cada cual su participación y méritos, sin tomarse como suyas ninguna de dichas iniciativas, lo que era válido para el triunfo de esta compleja y difícil  tarea, lo que le engrandecía. 

El diplomático cubano Ivan Mora llegó a Colombia en 2010 en representación de su país con  el marcado interés en contribuir a la paz en dicha hermana república. Esa fue la consigna de vida  del embajador cubano Iván Mora Godoy, quien falleció este sábado, luego de haber dedicado buena parte de su vida a la búsqueda de la paz,  publicó la prensa colombiana. Su labor diplomática fue tan importante que logró ser reconocido públicamente tanto por el ex presidente Uribe como por el ex presidente Juan Manuel Santos, quien en octubre 2015, cuando Mora dejó la embajada de Cuba en Colombia, le otorgó la Cruz de Boyacá por sus incansables esfuerzos en las negociaciones con las FARCs, apunta el periódico Tiempo, quien le dedicó una reseña.

El Comisionado de Paz colombiano, Sergio Jaramillo, quien trabajó de la mano con el embajador Mora durante el proceso de paz, dijo: "... ante todo con gratitud; sin Ivan Mora no hubiéramos llegado al Acuerdo de Paz, así de  sencillo. Ivan era como un misil, una vez que se enfocaba en algo no daba tregua hasta dar en el blanco. El diplomático más eficaz que he conocido en toda mi vida, y he conocido muchos. Hablaba con todo el mundo, desde la gente  cercana a las FARCs hasta José Obdulio, siempre buscando salidas. Por la  modesta residencia de Cuba debajo de la Avenida 19 paso mucha gente, y en el patio de esa casa se resolvieron muchos problemas".

Puedo decir que Colombia constituyó su pasión, aunque debo subrayar que era muy discreto sobre su quehacer; pero leía, se informaba por la prensa, buscaba pareceres, porque tenía una mente amplia y le gustaba confrontar opiniones, para lo cual tenía una sensibilidad muy especial. Fue un firme luchador por la verdad y no agotó horas de trabajo en pos de la misma. Por cierto, y no creo que sea una indiscreción de mi parte, siempre tuvo palabras muy elogiosas al quehacer de la ex senadora Piedad Córdoba.

Los dirigentes de las FARCs conservan un gran afecto por el desempeño de Ivan Mora en todo el proceso de paz y su inclaudicable apego a los principios.

En estos últimos años hablamos mucho; pasábamos revista a la situación internacional, comentábamos libros que había leído sobre personalidades o temas puntuales. Porque Ivan leía constantemente, y no se conformaba con lo aprendido en la escuela Lenin o en el Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa García. Sabiamente consideraba que la formación llega hasta la tumba. En ocasiones, coincidíamos un grupo de viejos compañeros del MINREX, que el continuaba dándoles calor humano, y las conversaciones duraban horas y eran enjundiosas.

En estos tristes días he visto muchos emotivos mensajes en Facebook sobre Iván Mora,  llenos de pesar por su desaparición física, pero todos resaltando las cualidades de revolucionario, integridad, compañerismo,  laboriosidad, auténticos valores humanos, alta talla moral,  que distinguieron su vida. Hasta las organizaciones de solidaridad colombianas han enviado mensajes de condolencias ante su partida física. El hombre que se concentraba en sí,  nunca se cansó de repetir que, sus  raíces estaban en el barrio de "Coco Solo"; pero a lo que añado,   su  sabiduría, profesionalismo estuvieron  siempre  basados en los principios que rigen a Nuestra Revolución.

La muerte no es verdad cuando se ha cumplido la obra de la vida, dijo José Martí, y este es el caso de quien nos ha dejado un legado imperecedero. Puedo decir que fue fiel a la memoria de su padre, Narciso Martin Mora, quien desde el Minrex luchó con ahínco por nuestra Revolución socialista y la Patria de Martí y Fidel.

Autor: Oscar Oramas Oliva, Embajador de Cuba ante Naciones Unidas de 1984-1990.

 

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