La conducta injerencista del principal diplomático estadounidense en Cuba

Al actual Encargado de Negocios de los Estados Unidos en Cuba le han impuesto una tarea que no es compatible con la investidura oficial que ostenta. Su propia experiencia, con un largo currículo en el oficio diplomático, le permite comprender que lo que le han encomendado para su desempeño es una empresa detestable.

Pero su comportamiento entraña otra cara menos perceptible. Son varios los cubanos que ya han compartido la queja de que este individuo los incita actuar contra el Estado y las autoridades, a convertirse en críticos de las políticas oficiales y en generadores de inconformidad. Entre ellos hay académicos, economistas, emprendedores privados, líderes fraternales y otros que, con independencia de cómo piensen y se manifiesten, sienten lógica preocupación ante las sugerencias del funcionario de un gobierno extranjero cuya política oficial es abiertamente agresiva contra Cuba.

Se conoce que la Cancillería cubana le ha llamado la atención al Encargado de Negocios más de una vez por su conducta irrespetuosa y contraria a las normas del derecho internacional. Se le ha alertado sobre el rumbo negativo e inútil que le han orientado seguir para su desempeño en Cuba, al servicio de estrechos intereses de políticos anticubanos, seguramente muy distantes de lo que el pueblo de los Estados Unidos esperaría de quienes asumen la importante tarea de representarlo en el servicio diplomático.

Se conoce que la Cancillería cubana le ha llamado la atención al Encargado de Negocios más de una vez por su conducta irrespetuosa y contraria a las normas del derecho internacional. Se le ha alertado sobre el rumbo negativo e inútil que le han orientado seguir para su desempeño en Cuba, al servicio de estrechos intereses de políticos anticubanos, seguramente muy distantes de lo que el pueblo de los Estados Unidos esperaría de quienes asumen la importante tarea de representarlo en el servicio diplomático.

Para un observador común, ajeno a responsabilidades oficiales, queda claro que este funcionario no conoce Cuba, no comprende a nuestro pueblo y no tiene el más mínimo sentido de lo que aquí es tolerable y lo que no lo es. Nadie le explicó a tiempo que la experiencia acumulada de muchos años de lucha frontal contra la agresión imperialista nos permite observar con firmeza y paciencia su actuación majadera e injerencista, sólo hasta que se le llene la copa a los cubanos.

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Situaciones Excepcionales
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