Pese a que el discurso oficial de Washington promueve la figura de la “ayuda humanitaria” alrededor del mundo, la Administración Trump apoya en Yemen una ofensiva militar contra el único puerto que abastece de alimentos y medicinas a 22,2 millones de personas. De esta forma, lo que la ONU califica como “la crisis humanitaria más grande del mundo”, podría mutar a uno de los genocidios más importantes de la historia.
De dobles discursos y crisis humanitarias
Según una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU del 24 de mayo de 2018, la generación de hambrunas como arma política y económica en medio de un conflicto representa un crimen de guerra. Lo que acontece en Yemen en este momento entra perfectamente dentro de esa categoría, pero también en los de crímenes de lesa humanidad, según lo estipulado en el Estatuto de Roma.
Esto hay que verlo desde la propia crudeza del conflicto transnacional contra el país árabe. En Yemen, el área capital de Sanaa y sus alrededores, controlada por el Movimiento Popular Ansorala, se encuentra bajo un bloqueo marítimo por parte de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, apoyado por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, principalmente, que restringe a la región el suministro de bienes básicos para la supervivencia de la población yemení.
Situación que ha llevado a que, de acuerdo a la ONU, existan 22,2 millones de personas necesitadas de algún tipo de ayuda (para 11,3 millones de ellas ésta es considerada vital para su sobrevivencia). Además, de este total, hay 8,4 millones de personas en grave situación alimentaria y al borde de la hambruna, un poco menos de la mitad de la población afectada por el conflicto.
Según la UNICEF, por otro lado, un niño muere cada 10 minutos por enfermedades curables y el colapso de los servicios públicos, dando un total de 144 menores fallecidos por día a consecuencia de este desastre humanitario que ha derivado en una epidemia de cólera y graves afectaciones al acceso al agua para los 18,8 millones de personas que viven en las zonas asediadas por la coalición internacional respaldada por Estados Unidos