La patria insomne, al regreso de los suyos desde Kuwait.

Aunque el cansancio del largo viaje que emprendieron desde Kuwait pudo menguarles en el rostro la excitación del regreso, y la hora no permitiera a esta edición impresa reflejar las emociones retratadas, dos cosas: el orgullo por el deber cumplido y la felicidad del patriota que vuelve a casa, seguramente coparon el arribo a Cuba, la madrugada de este viernes, de los cooperantes de la Salud que ayudaron a enfrentar la COVID-19 en el lejano país árabe.

El blanco puro de las batas médicas distinguió el velo nocturno de las primeras horas de la fecha, cuando los 152 integrantes del contingente internacionalista Henry Reeve descendieron del avión al suelo patrio, para ser recibidos como héroes, tras asistir a 758 pacientes contagiados con la pandemia, y salvar de la muerte a 189 de ellos. 

Alto prestigio el de esa brigada grande, cuyo valor se eleva todavía más en la mayoría femenina que la integra (110 mujeres), respuesta contundente a los difamadores que niegan su clara emancipación, y se tapan los ojos para no ver estas lecciones que dan al mundo las herederas de la inmortal Vilma Espín, creadora de la organización que cumplirá 60 años próximamente.

Con el empuje de tales heroínas, la brigada, compuesta por 88 licenciadas en enfermería, 58 especialistas en Medicina general integral, dos en Terapia intensiva, uno en Terapia intensiva pediátrica, y tres profesores de inglés; desde el 5 de junio último laboró en un hospital de campaña de 254 camas, en el cual la asistencia de la solidaridad cubana, puso en reversa el paso de la muerte.

Fuente: Periódico Granma.

 

 

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