El fundador de Pastores por la Paz trabajó en contra del racismo, del sexismo, de la transfobia, y les transmitió a quienes lo rodeaban que Cuba es una luz para las personas que desean la justicia social
Por Nuria Barbosa León | 7 de septiembre de 2022
La permanente solidaridad hacia Cuba del reverendo Lucius Walker fue un símbolo de valentía, al desafiar al Gobierno de Estados Unidos, con su demanda inclaudicable de poner fin al criminal bloqueo económico, comercial y financiero contra la Isla, y defender el derecho de autodeterminación del pueblo del archipiélago para construir un proyecto social soberano.
Nació en Nueva Jersey, en agosto de 1930. Se graduó de la Universidad Shaw, en Raleigh, Carolina del Norte, en 1954, y obtuvo una maestría en Trabajo Social en la Universidad de Wisconsin.
Fundó la organización Pastores por la Paz, con el objetivo de brindar ayuda humanitaria a los pueblos que la necesitaran. Dejó de existir el 7 de septiembre de 2010, víctima de un ataque cardíaco.
Su hija, Gail Walker, en su último viaje a La Habana, en julio pasado, junto a la caravana 32 de Pastores por la Paz, habló de su padre a periodistas locales, y aseguró que amó a Cuba porque la vio como la oportunidad para aquellas personas que luchan por un mundo mejor.
«Cuando mi papá quiso venir aquí, y armar las caravanas, nuestra familia lo ayudó porque significaba apoyar a los pobres, a los negros, a las mujeres y a las personas vulnerables».
Dijo que Lucius trabajó en contra del racismo, del sexismo, de la transfobia, y les transmitió a quienes lo rodeaban que Cuba es una luz para las personas que desean la justicia social.
«Mi papá tuvo mucho respeto y amor por Fidel Castro, por su entrega a las causas justas de los pueblos del mundo, y hacia las personas que luchan por alcanzar el progreso para sus países», afirmó Gail Walker, quien se sintió muy emocionada al recordar cuando se organizó la primera caravana de Pastores por la Paz, en 1992, por el significado de cruzar fronteras y unir pueblos.
Relató que su padre concibió cinco hijos, de los cuales ella es la menor, y trabajó con él, directamente, en todos los proyectos realizados por la organización Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria (IFCO/Pastores por la Paz).
Siempre alertó que esa labor sería dura y difícil, porque se trataba de desafiar al Gobierno de la Casa Blanca, y por ello podrían recibir ataques y represalias personales, o hacia su grupo, algo que ha sentido.
«En los teléfonos de nuestra oficina se reciben mensajes muy feos de personas que nos odian. Además, la prensa habla muy mal de nosotros, utilizan frases hirientes.
«Entendemos que nuestro trabajo es más importante porque lo realizamos de corazón, y con mucho amor. Tanto es así que ha crecido la cantidad de personas que nos apoyan, y no de aquellos que nos rechazan.
«Son más los que quieren visitar, entender y tener más relaciones con Cuba», aseveró Gail Walker.
Fuente: Granma
 
 