OSCAR LÓPEZ RIVERA Una llamada entre hermanos

Este miércoles el luchador independentista puertorriqueño fue puesto en libertad. 
Foto: Reuters

Oscar López Rivera volverá a ver de cerca el mar, como lo ha deseado desde hace muchos años. Podrá sentarse a la orilla y comer frijol gandul, y acariciar el rostro del Puerto Rico independiente con el que sueña. Y vendrá a La Habana, el próximo noviembre, desde donde podrá ver el mismo mar caribeño, pero en una dimensión libertaria.

Así anunció este miércoles el Héroe de la República Fernando González, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) en la terraza de esa institución.

Unas 200 personas allí congregadas fueron testigos de la llamada telefónica de Fernando al luchador boricua.

—Hermano- le decía una y otra vez.

Aunque la intermitencia de la comunicación impedía a ratos escuchar las palabras de Oscar desde el otro lado, los silencios sobrecogían el entorno.

«Siempre pensaba que un día te veríamos entrar por esta puerta… Hoy que estamos celebrando la verdadera y definitiva liberación tuya, recuerdo nuestros años contigo en las cárceles de Estados Unidos. Fueron los mejores, si es que se puede hablar de mejores años en prisión.

«Podremos sentarnos contigo en el malecón habanero y conversar. Te esperamos como hermano nuestro», expresó Fernando, una vez que ratificó la continuidad de la causa independentista por la cual Oscar se ha sacrificado.

El hermano, a su vez, agradeció la solidaridad de Cuba, siempre firme, al ICAP y al pueblo de esta Isla.

«Oscar sale hoy y encuentra un caos en la colonia, donde pretenden privatizar la educación superior», dijo, más tarde, Edwin González Vázquez, delegado de la misión de Puerto Rico en Cuba.

«Pero seguirá luchando por la descolonización. Esa lucha es el partido donde Oscar va a militar», afirmó.

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Desde La Habana, Fernando González se comunicó con Oscar López. FOTO: Jorge Luis González

En las imágenes que le han dado la vuelta a la web, Oscar, el hermano, vestía de negro, con una bandera puertorriqueña estampada en la camisa. Sonreía mientras saludaba a sus seguidores antes de subirse a un yipi blanco. Lo escoltaba el alcalde de San Juan, camino a una oficina del gobierno para entregar la pulsera electrónica que monitoreaba sus movimientos.

Es ese el Oscar que llega a Puerto Rico.

Había alrededor de 50 personas en las calles del barrio Santurce de San Juan, por donde caminaba él. Los congregados llevaban flores y banderas puertorriqueñas. Coreaban ¡Libre al fin!

Otro coro, de la Universidad de Puerto Rico, entonó himnos alrededor del carro que lo trasladaba.

Ese es el Puerto Rico que recibe a Oscar.

Condenado a 55 años de cárcel en 1981, dijo, en aquel momento, que los puertorriqueños tienen el derecho de luchar por la independencia de la Isla por cualquier medio necesario.

Varias agencias de prensa anuncian que el hermano de Cuba estará en la ciudad estadounidense de Chicago, donde radicó desde los 15 años hasta su encarcelamiento.

Allí, la comunidad latina le rendirá reconocimiento y pondrá su nombre a una calle en el área de Humboldt Park.  

Las primeras imágenes que han recorrido el mundo durante estas horas, lo muestran especialmente cercano al mar y a su gente. Una foto con El Residente de Calle 13 sirve como botón de muestra, así como su proyecto de viajar a otros países como Nicaragua y Venezuela para agradecer la solidaridad que brindaron a la lucha por su liberación. Esto, claro, solo puede hacerlo después de pisar la tierra montañosa de San Sebastián donde nació y creció hasta su adolescencia.

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