Palabras de Sergio Vigoa de la Uz, embajador de Cuba en Namibia, en homenaje al Comandante Fidel Castro y a las FAR

Estimado Mariscal de Aire Martin Pinehas, Jefe de las Fuerzas de Defensa Namibia.

Estimado Decano del Cuerpo Diplomático, Excmo. Omar Berroterán Paredes, embajador de la República Bolivariana de Venezuela.

Estimados colegas Embajadores y Altos Comisionados.

Distinguidos Agregados Militares.

Distinguidos invitados.

 

Celebramos el aniversario 67 de la fundación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, constituidas el 2 de diciembre. Esta actividad se enmarca dentro de la jornada de homenaje al Comandante Fidel por conmemorarse siete años de su desaparición física.

El núcleo inicial de las Fuerzas Armadas fue el Ejército Rebelde, surgido en la última etapa insurreccional cubana, al que se integraron las milicias obreras, campesinas y estudiantiles, unificadas en las Milicias Nacionales Revolucionarias. Ese fue el embrión de la naciente doctrina militar cubana: su carácter popular.

Bajo ese principio, la defensa del país por las masas constituye uno de los principales aportes de Fidel al desarrollo del Arte Militar Cubano, como fuerza disuasiva para los planes agresivos del imperio y garantía de la continuidad histórica de la obra de la Revolución.

Los cubanos somos amantes de la paz y hemos tenido que prepararnos para defenderla en todos los ámbitos porque nuestra independencia ha estado en un escenario de enfrentamiento permanente al imperialismo, en el que la menor vacilación en su defensa ocasionaría la pérdida de todo lo conquistado. Fidel proclamó que la Revolución Cubana (cito) “[…] ha de ser por encima de todo, una revolución de pueblo, con sangre de pueblo y sudor de pueblo”.

Es indudable el simbolismo para Cuba y otras naciones de la doctrina militar cubana, cuyo alcance se resume en palabras del líder histórico cuando expresó que (cito): “La Guerra de Todo el Pueblo significa que para conquistar nuestro territorio y ocupar nuestro suelo, las fuerzas imperiales tendrían que luchar contra millones de personas y tendrían que pagar (…) el intento de conquistar nuestra tierra, de aplastar nuestra libertad, nuestra independencia y nuestra Revolución, sin conseguirlo jamás”.

Nuestras Fuerzas Armadas no solo enarbolan un profundo sentido de la patria y amor a la tierra en que nacieron, poseen también un hondo espíritu internacionalista. Su máxima expresión está en las luchas contra la dominación y discriminación racial en África que tuvieron en Fidel y las FAR sus más fieles precursores.

África es parte esencial de lo que somos hoy los cubanos, y el Comandante fue consecuente con ese postulado que guio desde los mismos inicios de la Revolución y consolidó a través de las especiales relaciones con el continente africano, sustentadas en un sentimiento de solidaridad e internacionalismo, del que naciones como Namibia se sienten agradecidas y honradas.

Más de 350 mil cubanos atravesaron el Atlántico para participar de aquella epopeya que constituyó la Operación Carlota, en la que se mezcló sangre cubana, namibia y angolana, y cuyo saldo representó que el gobierno de Sudáfrica aceptara la definitiva liberación de Angola, se liberara a Sudáfrica del régimen del apartheid y se consiguiera que Namibia se convirtiera en nación independiente y libre.

Sentimos orgullo cuando escuchamos al presidente Hage Geingob y a la viceprimera ministra Netumbo Nandi-Ndaitwah agradecer a Cuba por su papel en la independencia. En el último rally de la SWAPO este año en Oshakati, la también vicepresidenta del Partido sentenció que la libertad de Namibia fue regada con sangre cubana.

Todo lo que hemos hecho es saldar una deuda histórica con este amado continente. Fidel lo refería como un “deber de compensación”, por lo que aportaron los africanos en la formación de la nacionalidad cubana, nuestras raíces, nuestra independencia y nuestra cultura.

Nuestro Comandante presagió el futuro. Poco más de medio siglo después, han pasado por África cientos de miles de profesionales cubanos de la salud, la educación, la cultura, el deporte, la agricultura; y en nuestra Isla solidaria se han graduado más de 30 mil estudiantes africanos en varias especialidades.

Hoy Cuba atraviesa una difícil coyuntura socioeconómica. Estamos viviendo cotidianamente las angustias de un cerco brutal imperialista y somos blanco de una desenfrenada campaña de desinformación que nos hace centro de la mentira y de la hostilidad más encarnizadas. El gobierno norteamericano ha pretendido asfixiarnos con un bloqueo económico, comercial y financiero recrudecido; sumado a la inclusión de Cuba en la espuria lista de países promotores del terrorismo.

Otra vez nuestro pueblo, junto a la Fuerzas Armadas de las que somos parte, ha demostrado que podemos sobrevivir y avanzar sin claudicaciones, sin aplicar recetas ajenas y sin doblegar la rodilla ante nada ni nadie.

Fidel había dicho, apenas unos días antes de la salida del Granma (cito): “Si salgo, llego; si llego, entro; si entro, triunfo”. Y así fue. Esta histórica frase ha trascendido como premisa para no aceptar jamás la rendición, aún ante las más adversas condiciones.

Gracias a ustedes por su eterna solidaridad y por hacer escuchar sus voces en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas con un consistente apoyo a la Resolución cubana contra la criminal y genocida política del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.

Como sentenciara el General de Ejército Raúl Castro sobre el Yate Granma (cito): “La pequeña nave ha pasado a ser símbolo de independencia, dignidad y justicia, de permanente decisión de lucha y fe inquebrantable en la victoria. Por eso (…) seremos siempre tripulantes del Granma. ¡Esa es la garantía de la eterna existencia de la Revolución y de la Patria!”.

Muchas gracias.

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