Por: Yasmani Pérez Forteza. Redacción Cubaminrex:
La Habana, 17 de abril de 2021 "Un clamor unánime estremece hoy a toda Cuba, resuena en nuestra América y repercute en Asia, África y Europa. Mi pequeña y heroica patria está reeditando la clásica pugna entre David y Goliat.
Soldado de esa noble causa, en el frente de batalla de las relaciones internacionales, permitidme que yo difunda ese clamor en el severo areópago de las Naciones Unidas. ¡Patria o Muerte!, ¡Venceremos!", así sentenciaba Raúl Roa García en la sede de la ONU en Nueva York, ante el ataque mercenario por Playa Girón en abril de 1961.
En el mismo corazón del imperio, Roa desenmascaró cada uno de los falaces argumentos de los representantes norteamericanos y demostró, sin ninguna duda, que la agresión a Cuba se orquestó con la confabulación de gobiernos títeres centroamericanos y bajo el patrocinio de Estados Unidos.
Antológica fue su oratoria en aquel épico enfrentamiento verbal contra la diplomacia yanqui, donde demostró su talento, habilidad y maestría para denunciar la criminal agresión, hasta que dio a conocer en ese escenario la aplastante derrota sufrida por las fuerzas mercenarias.
Hizo justicia, en esa batalla y las demás que librara en el escenario internacional, al apelativo que los pueblos de nuestra América y el mundo ya le daban: Canciller de la Dignidad; sobrenombre que ganó en San José, Costa Rica, a finales de agosto de 1960, cuando, ante las denuncias de Cuba en la OEA, anunció su retirada y dijo: "Me voy con mi pueblo y con mi pueblo se van también los pueblos de nuestra América".
Precisamente, este 18 de abril se cumplen 114 años del nacimiento en el habanero barrio de La Víbora de un cubano con una trayectoria tan rica y profunda, capaz de convertirlo en uno de los pensadores políticos más importantes del pasado siglo, con un legado social imprescindible para estos tiempos.
Al triunfo de la Revolución cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro tuvo en él un intérprete idóneo de sus concepciones sobre la diplomacia revolucionaria. Roa fungió primero como embajador de la Isla en la Organización de Estados Americanos (OEA) y luego como Ministro de Estado, lo que pasaría a ser más adelante, Ministro de Relaciones Exteriores, cargo que ocupó hasta 1976.
En su papel de ejecutor de la política exterior de la Revolución cubana, llevó a todos los confines del mundo la voz de una Cuba independiente, la voz de un país que transformó su actitud plegada a los intereses norteamericanos en una política de principios, siempre en la defensa de causas justas y nobles.
Le cupo a Roa, asimismo, ser el artífice de la integración de Cuba al Movimiento de Países No Alineados desde su fundación, presidir la Primera Conferencia Tricontinental (La Habana, enero de 1966), encaminada a la lucha por la independencia de los pueblos de Asia, África y América Latina, y denunciar el Apartheid y la guerra contra Vietnam en diversos foros internacionales.
La obra que, para Cuba, nuestra América y el mundo, dejó el verbo y la acción del Canciller de la Dignidad, heredera del espíritu mambí que corría por su sangre, conjugó su vanguardia intelectual y política con la energía vital, el brillante y potente intelecto y, sobre todo, la pasión revolucionaria de su incansable trabajo.
A propósito, este lunes 19 de abril, a las 2 y 30 de la tarde y con asistencia reducida, como lo demanda la pandemia, Raúl Roa García será recordado en la sede de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas, en actividad convocada por la Comisión de Prensa de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas.
(Redacción Cubaminrex)