(Dakar, 12 de noviembre, 2022) La huella dejada por la esclavitud durante varios siglos, así como las razones históricas que convierten a la isla de Gorée en uno de los más emblemáticos y visitados sitios de África y del mundo, fueron apreciadas en Visita Oficial por la Embajadora de Cuba en Senegal, Maydolis Sosa Hilton.
Recibida por el Consejero Municipal y Presidente de la Comisión de Cooperación Descentralizada, Asociaciones y Hermanamientos, señor Antoine J. J. Diandy, junto a otros funcionarios, Sosa Hilton destacó que se encuentra en vigor una Carta de Intención de Alberto Granado Duque, Director del Museo Casa de África de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana, la cual está destinada a impulsar los intercambios académicos y culturales y otros nexos de cooperación con las instituciones locales como parte del Proyecto UNESCO “Ruta del Esclavo” del cual el Museo cubano es sede permanente.
En amena charla, la Embajadora conoció del rico plan de gestión instrumentado por las autoridades de la comuna para coordinar, planificar y dirigir todas las acciones orientadas hacia la salvaguarda y promoción de los valores de la isla, y cómo su enfoque participativo integral, involucra a todos los actores –tanto locales como foráneos- que obran de manera cotidiana con miras al desarrollo económico local sostenible.
Durante su extenso recorrido, la diplomática conoció asimismo de los antecedentes que se remontan a la trata atlántica de africanos esclavizados bajo los designios de varias ex metrópolis europeas, que convirtió a la isla en centro de rivalidades de los interesados en comerciar con colonos americanos.
La Casa de los Esclavos, única superviviente de las numerosas “Maisons” que ocupaban la isla, resiste el paso del tiempo; mientras los gruesos muros y paredes de piedra que antaño fueron celdas y habitaciones de tortura, hacen rebotar la voz del guía en medio de un silencio agobiador. Estremece escuchar que hasta 200 esclavos cada vez, -hombres, mujeres y niños encadenados como ganado en celdas estrechas-, tenían a esas oscuras cámaras como última morada, antes de ser deportados hacia América, o lanzados a los tiburones en caso de rebeldía, enfermedad o endeblez.
Hombres mandados a cebar antes del viaje definitivo como si se tratase de un animal en espera de la matanza, mujeres separadas de sus hijos por una gruesa pared por donde pequeños ventanucos dejan pasar apenas una mano, o embarazadas en confinamiento por carceleros u otro interesado, constituían el día a día del infierno en la tierra. Y más sobrecogedor aún, la llamada “puerta del NO retorno”, donde todos quieren tocar su umbral para conectar con ese último dolor antes de la “nueva vida”, o la misma muerte.
Recientemente, la citada Casa de los Esclavos recibió una placa conmemorativa como acto de recordación del pueblo cubano a las víctimas de la esclavitud y de la trata trasatlántica, la cual fue entregada al Conservador del museo Eloi Coly, también Gestor de Sitios Patrimoniales del Ministerio senegalés de la Cultura y de la Comunicación.
El recorrido de la diplomática antillana por las angostas y pintorescas calles llenas de coloridas casas adornadas de buganvillas que intentan conservar el esplendor de los siglos que van entre el XV y el XIX, además de la intensa actividad comercial de artesanos y pintores, comprendió también la Iglesia San Carlos Borromeo, la mezquita –una de las más antiguas y la primera hecha de piedra-, así como la plaza Nelson Mandela que da la bienvenida a los cientos de visitantes cada día al pie del puerto.
Atractivos y con un espíritu performático y casi mágico son los talleres de los llamados “artistas de la arena”, donde en una base de madera pintada con cola (pegamento) de baobab, dejan caer arenas de colores provenientes de varias regiones africanas. Luego de levantar el cuadro y soplar los restos que no quedaron adheridos, se descubren verdaderas maravillas: rostros, paisajes, animales, escenas tradicionales, modos de vestir, y hasta el centenario y mítico árbol de baobab.
Símbolo de la explotación humana y un santuario para la reconciliación, la isla ubicada en el océano Atlántico a 3,5 kilómetros de la costa de Dakar, fue clasificada en la lista del Patrimonio Mundial en 1978, y en su geografía permanecen intactos muchos de los elementos que configuraron su pasado de sufrimiento, lágrimas y muerte.
En 1872 Gorée se convirtió en el primer municipio en África Occidental con alcalde electo y concejo municipal. Está documentado que los franceses le otorgaron el estado de comuna, y luego, en 1929, la isla fue anexada a Dakar y hasta el día de hoy sigue siendo una de sus 19 comunas.
Antes de concluir la Visita Oficial, la representante del gobierno cubano en Senegal recibió el sello simbólico de “residente”, un emblema que representa el compromiso con la Isla de Goré, el respeto por su pasado, y el compromiso con su futuro.
La primera de otras visitas que permitirán un mayor acercamiento entre Cuba y la Isla de Gorée, comprendió también la diversificación de acciones entre instituciones de ambos países en materia cultural, comercial, industrial e histórica, donde salgan fortalecidos no solo nuestros lazos ancestrales, sino además, contribuyendo a divulgar por qué ese territorio insular senegalés ha sido protagonista y espectador indudable de su propia existencia. (Embacuba Senegal)