Premios, provocaciones e ideas fracasadas
Almagro está más interesado en la alharaca que en regresar a la Mayor de las Antillas, un país que conoce bien. Pero debe tener claro que ni la OEA ni ninguno de sus funcionarios, mucho menos los que traicionan los principios éticos elementales, han sido ni serán jamás bienvenidos en la Cuba revolucionaria de Fidel
Autor: Sergio Alejandro Gómez | sergio@granma.cu