Perucho Figueredo: Más allá de La Bayamesa
El día de su muerte, Perucho Figueredo no se parecía a ninguna de las imágenes que de él conserva la historia. Vestía un pantalón de dril crudo, una camisa sin arreglar y unos zapatos viejos que solo le servían para proteger las úlceras en sus pies del polvo y la suciedad.
Apenas podía permanecer erguido y aun menos caminar, pero detrás de aquella barba enmarañada y la extrema delgadez de los días finales, todavía era el ilustre redentor que lo cambió todo por tener Patria.




