Al mismo tiempo que miles de personas llegaban a las inmediaciones del Palacio de Miraflores para saludar la reelección del presidente Nicolás Maduro, la oposición, Estados Unidos, la Unión Europea y la derecha latinoamericana ponían en marcha un plan desestabilizador –cantado hacía mucho tiempo– contra el nuevo proceso democrático que se vivió el domingo en Venezuela.