Fidel, el hombre
La sorpresa de todos fue mayúscula ese 6 de septiembre de 2000 durante la Cumbre del Milenio. Tomó un pañuelo y tapó el reloj, lo que provocó una risa generalizada. Hasta sus enemigos más enconados sonrieron. Esos 300 segundos le bastaron para estremecer al auditorio.
«Cualquiera comprende que el objetivo fundamental de las Naciones Unidas, en el siglo apremiante que comienza, es el de salvar al mundo no solo de la guerra, sino también del subdesarrollo, el hambre, las enfermedades, la pobreza y la destrucción de los medios naturales indispensables para la existencia humana», expresó, entre otras verdades.