Señora Presidenta:
Mientras algunos países promueven la solidaridad, otros incrementan las medidas coercitivas unilaterales, las agresiones y amenazas de todo tipo, que constituyen flagrantes violaciones a los derechos humanos de pueblos enteros.
Mientras algunos defienden el sistema de Derechos Humanos como un espacio genuino para el diálogo y la cooperación, otros lo utilizan a conveniencia como arma política contra terceros, incluso para promover abiertamente la desestabilización y el cambio de régimen.
Por otra parte, resulta inadmisible que la libertad religiosa sea empleada como pretexto para atacar a otros Estados, y para promover la violación de las leyes nacionales.
Denunciamos las acciones de las administraciones estadounidenses de utilizar al sector religioso y fraternal para encauzar varias de sus líneas estratégicas contra Cuba, incluyendo la elaboración de una llamada “Lista Especial de Vigilancia”.
Señora Presidenta:
Debemos evitar que continúen promoviéndose vínculos artificiales con el pilar de seguridad y con agendas injerencistas ajenas al mandato de derechos humanos, para lo que este Consejo no tiene autoridad ni estatus.
El sistema de Derechos Humanos está en una profunda crisis financiera. Evitemos que caiga, además, en una crisis insalvable de legitimidad y credibilidad.
Muchas gracias.