Semanario Politika Magazin, 4 de febrero de 2024.
Notas del camino Valle de viñales en Cuba
EN EL CAMPO DE TABACO Y PREHISTORIA
Texto y fotografías Mirjana Nikić
El productor de tabaco Benito Camejo Nodarse nos mostró cómo hacer y fumar puros. -Uno de los murales más grandes del mundo sobre las rocas bajo las cuales se encontraron los restos de las tribus más antiguas. -Cóctel de una cueva india y cóctel de caña de azúcar
El camino desde la Habana hasta el valle de Viñales, en el extremo occidente de Cuba, no es nada fácil ni corto. Por caminos sinuosos a través de densos bosques, donde la lluvia tormentosa se alterna con el sol, el viaje en autobús dura al menos dos horas y media. Sólo hay un lugar en el camino donde se puede tomar café de máquina, por 500 pesos, o unos 2 euros, al lado del puesto de souvenirs, que, como el café, son más caros que en la capital. Sin embargo, sería una pena ir a Cuba y no ver los campos del tabaco de mayor calidad y más populares del mundo, cuyas marcas "Cohiba", "Monte Cristo", "Romeo y Julieta" trajeron y siguen trayendo la élite mundial a Cuba.
Cinco generaciones cultivan y secan tabaco
Ubicado en la provincia de Artemisa, más precisamente en la zona de Pinar del Río, el Valle de Viñales, famoso por sus antiguos viñedos españoles, con vegetación y clima tropical, es una de las regiones más atractivas, pero también más importantes del país latinoamericano. Hasta el 70 por ciento del tabaco cubano proviene de plantaciones locales, nacionalizadas después de la revolución de 1959, y de granjas donde las hojas para el puro más popular se secan y procesan en secadores de caña y madera.
Benito Camejo Nodarse nos esperaba delante de uno de ellos. Aquí cinco generaciones de sus antepasados cultivaron y secaron tabaco. También nos explicó detalladamente cómo se elaboran los puros. En definitiva, entendemos que existen muchos pasos para producir un puro de calidad. El primer paso es prestar mucha atención a los tallos de tabaco y podar el árbol cuando está bajo y joven. A medida que crece, las mujeres lo retiran cuidadosamente hoja por hoja con agujas. Las hojas se envían a secaderos donde pasan por un proceso de fermentación especial.
Se puede sentir un fuerte olor desde la sala de secado. Allí se juntan los manojos de hojas recolectadas y durante los tres meses de secado se controla la temperatura y la humedad, importantes para la frescura y la calidad. Por eso todas las pequeñas fábricas de tabaco abren temprano en la mañana. Los llamados stripers procesan tres tipos de hojas: una para el aroma, otra para el sabor y una tercera importante para el mismo contenido del puro. Cuando finalmente se coloca el tabaco en la envoltura de madera y se forma el puro, es importante que la envoltura no se llene fácilmente y que la composición sea densa, al mismo tiempo que se controla constantemente la protección contra los insectos. "Es el camino hacia buenos puros ecológicos, que turistas de todo el mundo vienen para conseguir por los mejores precios", explica el agricultor.
El comienzo en la roca
Benito nos cuenta que a los 18 años dejó el inicio de sus estudios en La Habana para trabajar en los campos de sus antepasados. Mientras tanto, con el desarrollo del turismo, también aprendió inglés para poder organizar “cursos cortos” para turistas, como nosotros, dice, en el campo del tabaco y de frutas y verduras tropicales inusuales. "Así trabajó sin parar para que el 90% de la producción de tabaco vaya al Estado y el 20% a mí", dice con un guiño. Más precisamente, nos enteramos de que a los agricultores les queda el 10% del tabaco de peor calidad, pero pueden fabricar puros y venderlos sólo en la provincia de Pinar del Río, a locales o turistas. El precio de un paquete de cinco puros más finos oscila entre 20 y 30 euros, dependiendo de si el puro es "joven", o sea se elabora con tabaco aún no secado, o si es de mejor calidad. Las cajetillas de puros más gruesos aquí cuestan unos 60 euros, bastante menos que en La Habana, pero deben saber que se pueden traer como máximo 40 puros cubanos a nuestro país. A su llegada desde Cuba, el equipaje se baja al escáner.
Benito nos acompañó a un restaurante local para almorzar, donde probamos varios tipos de papas condimentadas. La dueña, Mimi Hernández, nos estaba esperando en frente. Primero nos llevó a su sala de estar en medio de la taberna, y los niños, agradecidos por los dulces, nos despidieron.
Siguiendo a los más viejos “oldtimers” y al inusual canto del pájaro Tocororo, que con mayor frecuencia desciende sobre la flor del naranjo, llegamos a la prehistoria: a rocas inusualmente grandes, como rara vez se ven en ningún otro lugar, y a uno de los murales más grandes del mundo. El mural de la prehistoria fue pintado sobre las rocas durante cuatro años según la idea de Leovigildo González Morillo, alumno del pintor mexicano Diego Rivera, a quien se le encomendó esta tarea en 1961. Según el guía cubano Tony Morfa, el investigador Dr. Antonio Núñez Jiménez informó al presidente Fidel Castro sobre su visita a estas montañas, donde se encontraron restos fósiles de criaturas marinas prehistóricas, así como restos de la primera cultura cavernícola. De ahí surgió la idea de un mural pintoresco que da testimonio de la vida de los primeros habitantes del archipiélago cubano, pintado en la pared de una montaña. Después de limpiar las rocas, fueron pintadas por agricultores locales, atadas a plataformas de paracaídas con cuerdas, según las instrucciones del artista. Así, el mural es una obra de grandes dimensiones de Viñales, sobre un terreno de 120 metros de ancho y 80 metros de alto. Como se trata de la evolución de la humanidad, junto al mural se abrió un café internacional con banderas de todos los países, donde a los turistas serbios se les sirvió un cóctel de piña colada, con piña y coco locales, a un precio significativamente más bajo que para los turistas del Oeste.
Durante un breve "curso" sobre cócteles cubanos, de camino a la Cueva India, el guía nos llevó a probar un original cóctel de caña de azúcar con zumo de limón y ron (la versión cubana de la caipirinha), que dos anfitriones nos prepararon. "Lo necesitaréis", nos dijeron, enviándonos en un viaje en barco por el río subterráneo de la cueva, entre rocas inusualmente antiguas que parecen mostrar las siluetas de figuras humanas y animales. Un "jefe" sonriente se cernía sobre nosotros y, sobre él, "la luna", señala el conductor del barco. Todas las figuras son obra de la naturaleza. Los nativos vivieron primero en la cueva y fue descubierta en 1920. Navegamos río abajo hasta la cascada, cuyo principio no se ve, pero afortunadamente nos aceptaron desde el barco en el muelle frente a las balsas. Frente a la cueva, Lorenzo y Gama tejen cestas con hojas de plátano. Dicen, vendiéndolos por dos euros, que el color de la cesta cambiará de verde a marrón, como ocurrió en Belgrado, al cabo de unos días. Orgullosos nos dirigieron al "pequeño museo de los grandes artistas de nuestro valle", como dicen, al lado de la cueva. Nos fijamos en un cuadro firmado por Kika, un pintor local que registró la tradición de fumar puros entre las mujeres cubanas, las mismas que trabajan diligentemente en la recolección de hojas de tabaco.
Al final queda, como a todo turista, tomar fotografías en el mirador de Viñales. Las piscinas del complejo hotelero entre las altas montañas rocosas, sobre las que cae la vista, parecen un relámpago tras el paso por pueblos de esmerado cultivo de tabaco. El refresco más grande, sin embargo, fue el licor de menta sin hielo, que el guía Tony nos invitó después de largas conversaciones y viajes, deseando, sin embargo, que volvamos.
GRAN SUBASTA DE “COHIBA”
La historia de "cohiba" cubano comienza cuando, por casualidad, Fidel Castro, como recién elegido presidente de Cuba, probó los puros de uno de sus guardaespaldas en los años 60 del siglo pasado. Le gustaron tanto que la producción de "cohiba" comenzó inmediatamente, inicialmente sin marca y bajo estricta supervisión, en 1961 en las afueras de La Habana, en una fábrica reconvertida en escuela de mujeres para producir y envolver tabaco. Esa empresa sólo producía una cantidad limitada de puros, para Castro y altos funcionarios del Partido Comunista, y también eran un regalo diplomático. Pronto se convierten en una marca de renombre mundial y el presidente Castro organiza una subasta de puros "Cohiba" en el famoso bar "Cabaret Tropicana" de La Habana, con el fin de recaudar dinero para el país. Al evento se reunieron unas cuarenta personas ricas de Estados Unidos y otros países occidentales. La caja más barata con 25 puros se vendió por 35.000 dólares. Fue firmada personalmente por Fidel Castro.
COMO FUMAR PUROS
Lo más interesante fue el "pequeño curso" sobre cómo fumar puros. Como nos mostró Benito que lo encendió por primera vez, es importante "catear" o cortar el extremo superior, sacar el humo, pero no aspirarlo. Los millonarios en las películas, recuerda, tienen un anillo que muestra hasta dónde se fuma el puro, mientras los pobres lo fuman hasta el final. Los indios lo fumaron desde las ataduras de cuero. Añadió que el puro nunca debe apagarse, sino dejarse arder.
"Es importante saber cuándo el puro no es dañino, sino que se convierte en tu amigo", añadió, presentándonos su cocina de verano. Frente a él está aparcado un antiguo Lada azul, junto al cual el "guardián" del pueblo, un gato, duerme idílicamente.
"Según nuestro ritual, debes tener en frente a ti en la mesa, una taza de café cubano, ron blanco nacional y un puro, alineados en ese orden. Porque, primero tomas un poco de café, luego de una breve pausa, un poco de ron. Cuando el ron también se desliza por la garganta, la temperatura corporal aumenta y el cuerpo está preparado para la temperatura de un puro", dio una interesante explicación el anfitrión con un pronunciado sentido del humor, típico de los habitantes de esta región. Es cierto que la mayoría notó que con ron y café, al menos el puro no es muy fuerte... También se puede fumar con una mezcla de café y ron, que se llama carajillo.
(Traducción No Oficial)