Seminario Internacional sobre Diplomacia Parlamentaria, 17 y 18 de octubre de 2024, La Habana, Cuba.
Señor Presidente, distinguidos colegas,
Es para mí un gran honor y un placer saludarlos en nombre de la delegación de la Asamblea Nacional de la República de Serbia y agradecerles por invitarnos a participar en este seminario destinado a promover el debate sobre el papel de los parlamentarios en el fortalecimiento del derecho internacional, la promoción de los principios y objetivos de la Carta de las Naciones Unidas y la construcción de un mundo mejor, más justo y más pacífico.
Hoy, cuando después de más de tres décadas, el mundo se está volviendo multipolar nuevamente, con un fin cada vez más seguro de la hegemonía política del Occidente colectivo, los temas discutidos en este seminario son más que actuales. Estoy convencido de que durante estos dos días tendremos la oportunidad de intercambiar experiencias y adquirir nuevos conocimientos necesarios para establecer un orden mundial más justo, basado en el respeto incondicional del derecho internacional y para construir un mundo multipolar basado en los principios establecidos por la Carta de las Naciones Unidas y en el derecho inalienable de los Estados y las naciones a un desarrollo económico libre. Se trata de una lucha política para establecer un orden mundial que aporte más seguridad y estabilidad, un mayor respeto a los países subdesarrollados y de desarrollo medio y garantice una reforma profunda de las instituciones financieras internacionales, creando así las condiciones para un desarrollo económico igualitario de todos los países. En resumen, se trata de una lucha contra la esclavitud política y financiera actual.
¿Hay algo más importante hoy que luchar por la libertad, la igualdad y la paridad de todos los Estados y naciones, por una idea de independencia nacional, por la preservación de la soberanía y la integridad territorial, pero también luchar contra el neoimperialismo y el neocolonialismo? Me alegra ver que nos mantendremos unidos en esta lucha y estoy seguro de que ganaremos.
Numerosos Estados y naciones libres del mundo, incluido mi país, sufren desde hace años presiones políticas y económicas destinadas a obligarnos a renunciar a nuestra soberanía y a una parte más o menos grande de nuestro territorio estatal. Estamos presenciando un mundo gobernado por los más poderosos, más fuertes y más ricos. Aquellos que niegan despiadadamente la justicia y la verdad casi a diario, en aras de sus intereses y beneficios personales. Aquellos que, por el bien de sus propias naciones, derraman sin piedad la sangre de personas inocentes en todo el mundo, casi a diario. Guerras, refugiados, bombardeos, terrorismo, intervenciones militares, persecución de civiles, todo se ha convertido en parte de los acontecimientos cotidianos, en una medida mucho mayor que nunca antes. Algunas personas están insistiendo en la libertad y la democracia más que nunca antes, mientras que al mismo tiempo sus manos se están volviendo cada vez más sangrientas.
Algunos de los crímenes más graves que los hegemones globales han estado cometiendo en las últimas décadas, además de sus vergonzosas intervenciones militares, incluyen la imposición de prohibiciones financieras y económicas contra algunos estados soberanos. Prohibiciones y sanciones que, al igual que las intervenciones militares ilegítimas, se imponen sin el consentimiento de las organizaciones internacionales, en particular el Consejo de Seguridad de la ONU y la Asamblea General de la ONU, se han convertido en el arma política principal de los hegemones globales. Una represalia política de este tipo, que en esencia es, tiene repercusiones inconmensurables y desastrosas, sobre todo para los ciudadanos inocentes de los Estados sancionados, amenazando su subsistencia, su salud, su libertad y su derecho a una vida digna.
Cuando vi la lista de países participantes en este evento, noté un número significativo de representantes de países que, al igual que mi país, fueron o siguen siendo víctimas de sanciones ilegales e injustas, por lo que, lamentablemente, muchos de ustedes aquí saben lo difíciles e inhumanas que son, tanto para los individuos como para la nación entera. Si miramos hacia atrás, veremos que las sanciones se han impuesto en su mayoría contra naciones y Estados libertarios y amantes de la paz, en particular porque han estado dispuestos a proteger valientemente su soberanía e integridad territorial, sin ningún tipo de compromiso. Su confianza en la justicia y el derecho internacional, su deseo de permanecer orgullosos, libres e independientes los convirtió en rehenes y víctimas de los más ricos, los más poderosos y, lamentablemente, los más despiadados.
Por eso, al final de mi discurso, quisiera invitar a todos a hacer un llamamiento conjunto a la comunidad internacional para que haga más esfuerzos por reparar la injusticia cometida contra nuestro país anfitrión, la República de Cuba y su pueblo amante de la libertad, y contra Venezuela, Rusia, Bielorrusia y todos los demás países y naciones libres que son víctimas de la más descarada violencia política contra el derecho internacional, y para poner fin de una vez por todas a la violencia y persecución constantes que duran dos décadas y media contra mi pueblo serbio en Kosovo y Metohija, y que se desarrollan ante los ojos del mundo entero.
Gracias por su atención.