En homenaje profundo y sentido a la huella imperecedera del Comandante en Jefe Fidel Castro en África, se convirtió el encuentro anual de graduados y profesores namibios que transitaron por Cuba desde 1978 hasta años después de la independencia.
“Me siento honrado por el privilegio de contar con la amistad de sobrevivientes de la Masacre de Casinnga, hombres y mujeres nobles que han cargado con el dolor de haber vivido esa espantosa página del apartheid sudafricano, considerado uno de los peores crímenes de guerra de la historia contemporánea”, expresó Sergio Vigoa de la Uz, embajador cubano en Namibia, durante el coloquial encuentro al que asistieron más de 200 residentes.
El intercambio, que se extendió por más de cinco horas, tuvo lugar en Outapi, un pueblo ubicado al norte de Namibia, en la región de Omusati, cerca de la frontera con Angola, y conocido por preservar el árbol Baobab Omukwa o árbol de la vida, un gigantesco ejemplar que abunda en la zona y ha servido como elemento de cohesión en la comunidad Ovambo y de recordación de la historia de lucha por la independencia.
Al compás de “La Guantanamera” y “Cuba qué linda es Cuba, interpretadas por la Banda de Música de la Policía, amigos de muchos lugares de Namibia arribaron emocionados y agradecidos para recordar el tiempo vivido en Cuba y retribuir el cariño que recibieron durante años decisivos de su formación en la Isla de la Juventud, hasta donde llegaron tras la masacre de Cassinga.
Cecilia Muzile, secretaria general de la Asociación de Solidaridad Namibia-Cuba y sobreviviente de Cassinga, habló a sus compañeros de los objetivos fundacionales de la organización, creada en 1992 con el propósito de mantener vivos los lazos solidarios que unen a ambos pueblos.
La significación histórica que tuvo para el grupo de profesores namibios integrarse a la formación de miles de estudiantes de esta nación africana en Cuba, fue recordada por el veterano educador Joseph Kanyenye, quien comentó con orgullo que asimilar el pensamiento de Fidel Castro fue lo que les permitió trasmitir a sus educandos convicciones profundas acerca del internacionalismo y la solidaridad; además de formarlos como profesionales que le dieron continuidad al proceso independentista y de liberación que tanto costó al continente africano.
Cientos de anécdotas se agolparon en la memoria de estos hombres y mujeres buenos. Cada uno con su particular manera de recordar, como la de Sebastian Ndeitunga, quien fuera Inspector General de la Fuerza de Policía de Namibia y Gobernador de la región de Ohangwena, y hoy cuenta con regocijo su paso por la Isla.
“Siento mucho orgullo porque fui el primer namibio que subió el Pico Turquino”, confesó; a la vez que rememoró el momento en el que el Comandante en Jefe lo escogió como ‘monitor’ de la escuela, por la rapidez con que aprendió inglés y español a su llegada a “La 15”, como le llaman todos a la Escuela Secundaria Básica en el Campo Hendrik Witbooi.
“Imagino que guardan en su memoria el olor a toronja fresca en las labores agrícolas de ‘La 15’, los paseos por la calle 39 de Nueva Gerona, las visitas al Cooppelia, al cine Caribe, al parque de La Cotorra; las escapadas para La Fe con algún amor de la adolescencia y, sobre todo, los cariños de mamá Miriam, quien lo mismo les cosía un uniforme, que los ayudaba con la nostalgia de la lejanía de sus seres queridos, o les daba un consejo en amoríos”, les expresó el diplomático durante una intervención.
El embajador les tenía reservada una sorpresa que provocó el llanto de muchos. Se comunicó directamente con mamá Miriam, la profesora cubana que más cercanía tuvo con ellos y a quien consideran una madre. En cerca de 10 minutos, la querida educadora cubana, notablemente emocionada, les habló del orgullo que siente de saberlos hombres de bien y les ratificó que siguen siendo sus hijos adoptivos.
Vigoa de la Uz se refirió a la visión certera de Fidel para presagiar el futuro y de la certeza de que, a poco más de medio siglo, han pasado por África cientos de miles de profesionales cubanos de la salud, la educación, la cultura, el deporte, la agricultura; y en nuestra Isla solidaria se han graduado más de 30 mil estudiantes africanos en varias especialidades.
“África es parte esencial de lo que hoy somos los cubanos, y el Comandante fue consecuente con ese postulado desde los mismos inicios de la Revolución, que consolidó a través de las especiales relaciones con este continente, sustentadas en un sentimiento de solidaridad e internacionalismo, del que naciones como Namibia se sienten agradecidas y honradas”, les dijo.
En sus palabras se confirmó la indisoluble hermandad entre nuestras naciones que ha sido tallada con la sangre de miles de hermanos cubanos que regaron la libertad de este noble pueblo, como reza la letra del himno nacional de Namibia; compartiendo trinchera contra el represivo régimen del Apartheid hasta lograr la independencia, la justicia y la autodeterminación.
“Todo lo que hemos hecho es saldar una deuda histórica con África. Fidel lo refería como un ‘deber de compensación’, por lo que aportaron los africanos en la formación de la nacionalidad cubana, nuestras raíces, nuestra independencia y nuestra cultura”, afirmó el embajador.
El representante de la diplomacia cubana agradeció a Namibia por su permanente apoyo y eterna solidaridad y por hacer escuchar su voz en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas con un consistente apoyo a la Resolución cubana contra la criminal y genocida política del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba y la eliminación de la Isla de la lista espuria de países supuestamente patrocinadores del terrorismo.
En sus palabras explicó además, que este año comienza el Programa Mundial de Homenaje al Comandante Fidel Castro por el centenario de su natalicio, cuyo propósito fundamental es preservar y compartir su obra e ideario para las presentes y futuras generaciones en Cuba y el resto del mundo.
“A ustedes les agradecemos el especial cariño hacia nuestro pueblo. Preservaremos la memoria histórica que une a nuestras naciones porque por nuestras venas corre también sangre africana”, concluyó el embajador.
En la clausura del encuentro, el gobernador de la región de Omusati, Inmanuel Shishiweni Shikongo, expresó que “Cuba y su pueblo se convirtieron en nuestra familia bajo el liderazgo de Fidel Castro. Estos hombres y mujeres regresaron a Namibia, no solo con habilidades técnicas, sino con el compromiso de servir a su país. Cuba no pidió pago alguno. Pidió que todos volvieran para ayudar a una Namibia libre”.
Y concluyó: “Nunca olvidaremos lo que hizo Cuba por nuestra independencia. Cuenten con el apoyo de Namibia en todos los foros internacionales. Condenaremos siempre el criminal bloqueo de Estados Unidos a su pueblo y honraremos el legado de Fidel Castro”
El encuentro, al que asistieron también el Jefe de la Fuerza de Defensa, mariscal del Aire Martin Kambulo Pinehas, ex graduado en Cuba; la alcaldesa de Okahao, Cornelia Liyambula, también estudiante en la Isla; y la alcaldesa de Outapi, SelmaAsino-Shaumbwako; concluyó con el reconocimiento a los profesores cubanos y namibios que hicieron posible esta maravillosa historia de amor y solidaridad.







