Palabras del diputado Keiji Furuya, Presidente de la Liga Parlamentaria de Amistad Japón-Cuba, durante la Velada cultural por el aniversario 120 de la migración japonesa a Cuba.
Hace 120 años atrás, llegó a Cuba el primer inmigrante japonés, a bordo del vapor Olinda.
Tras haber superado dificultades y desafíos sufridos en diferentes contextos globales, hoy en día, 1,200 descendientes japoneses contribuyen a la sociedad cubana en áreas de la agricultura, los negocios y el arte, entre otros.
Aquellos descendientes japoneses tendieron un puente sobre el cual se cultivaron relaciones de confianza y simpatía por Japón, hecho que permitió crear las relaciones de amistad entre ambos países de las que gozamos actualmente.
Desde que visité Cuba en 1992, me enamoré de los encantos de la personalidad de Fidel Castro, a tal grado que fundé la Liga Parlamentaria de Amistad Japón-Cuba. En el transcurso de estos 25 años, nos hemos dedicado a desarrollar los vínculos de amistad y de confianza que unen nuestros dos países, más allá de las diferencias entre sistemas políticos. En vísperas de cumplirse el próximo año el aniversario 90 de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones, estamos decididos a dedicar nuestro mayor esfuerzo a la importante labor de profundizar aún más los vínculos bilaterales.
En diciembre de este año conmemorativo, tenemos previsto formar una delegación público-privada para visitar Cuba y en ese sentido estamos planificando diversas actividades, tales como un acto conmemorativo y un festival de música. Me permito expresar nuestro compromiso de revestir a esta visita de un carácter histórico, digno de esta ocasión especial del aniversario 120.
Al finalizar, quiero expresar mis sinceras felicitaciones por esta velada cultural que celebra el aniversario 120 de la llegada del primer migrante japonés a Cuba.
Muchas gracias.