Palabras del Embajador Miguel Ángel Ramírez durante VI Encuentro de Solidaridad con Cuba en Japón
Estimados amigos que nos acompañan,
Este 25 de noviembre se conmemora el cuarto aniversario de la partida física del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro.
Su profundo pensamiento y consecuente conducta revolucionaria, su preocupación por los humildes de este mundo, su vocación de luchar incansablemente contra la injusticia, y su voluntad inquebrantable de enfrentar cualquier adversidad, constituyen un legado y un ejemplo no solo para los cubanos, sino para todas las personas de bien.
Fidel vivió acorde con aquella idea de José Martí, el héroe nacional de Cuba, de que “el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber”.
Fue también un entrañable amigo de Japón, y destacaba siempre con admiración y aprecio el espíritu trabajador, abnegado, inteligente y creador de su pueblo. Tras el triunfo revolucionario de 1959, se convirtió en un promotor incansable de los vínculos entre los dos países. Sus dos visitas a Japón y las circunstancias en las que estas se dieron, más allá de protocolos y convencionalismos, dejaron una huella indeleble en las relaciones bilaterales.
Su labor en defensa de la paz mundial, también lo unió al pueblo japonés. Para Fidel, alcanzar un mundo libre de armas nucleares y de la amenaza de la guerra, no solo era un sueño posible al que se dedicó hasta el final de sus horas, sino una necesidad urgente para la supervivencia de la humanidad. Cómo no recordar su visita en 2003 al Memorial de la Paz y al Museo del bombardeo atómico en Hiroshima, cuando conmovido por los horrores de aquel crimen escribió: “Que jamás vuelva a repetirse semejante barbarie”. Cómo no recordar sus emotivos intercambios con los hibakusha, en el contexto de las visitas a La Habana del Peace Boat.
Amigos,
“Médicos y no bombas”, dijo Fidel un día, respondiendo a la amenaza del gobierno de EEUU en 2002 de atacar preventiva y sorpresivamente 60 o más “oscuros rincones del mundo”.
Y hoy estamos asistiendo a la confirmación de sus palabras. Ni las más poderosas y sofisticadas armas han podido acabar con la pandemia del COVID-19. Por el contrario, ahora se ha hecho más visible y aterradora la antihumana esencia del capital, con la exaltación del mercado y su auge descontrolado bajo las reglas despiadadas del neoliberalismo.
Bajo la dirección del Gobierno, y con el apoyo del pueblo, podemos decir que Cuba ha controlado y está venciendo, sin excesos de confianza, la COVID-19. Es el resultado de la voluntad de un Estado socialista que tiene al ser humano en el centro de sus políticas, con un sistema de salud gratuito y universal, y la inteligencia coordinada y consagrada de los profesionales y trabajadores de la salud, de las ciencias y de la industria biotecnológica y farmacéutica.
De otro modo no habría sido posible que Cuba, pequeño país subdesarrollado y bloqueado, tuviera dos candidatos vacunales contra la COVID-19 en fase de ensayos clínicos, y tenga otros dos en estudio que deberán aprobarse por la agencia reguladora antes de concluir el 2020. Solo naciones industrializadas o grandes compañías farmacéuticas han logrado algo similar.
A pesar de las dificultades, tampoco hemos renunciado al principio de la solidaridad, cultivado por Fidel y la Revolución. Es por ello que hemos brindado nuestra ayuda a otros pueblos que, como dijera el Che Guevara, reclaman el concurso de nuestros modestos esfuerzos.
Suman ya 53 las brigadas del contingente contra desastres naturales y graves epidemias Henry Reeve, que brindan colaboración en 39 países y territorios, con más de 3800 integrantes, que han atendido más de 650 mil pacientes de la COVID-19, y salvado más de 14 mil vidas. Además de los 28 000 colaboradores de la Salud que ya se encontraban en 59 países y se incorporaron a los esfuerzos nacionales y locales en el combate a esta enfermedad.
El altruismo de Cuba y sus profesionales de la salud molesta al gobierno estadounidense, que ha desatado una campaña de descrédito contra la colaboración médica cubana. Las presiones y las amenazas ejercidas contra numerosos países para que rehusaran solicitar o aceptar la ayuda cubana alcanzaron niveles bochornosos y sin precedentes. En cambio, ninguna sucia maniobra o calumnia podrá empañar la obra de esas brigadas médicas, que despierta la admiración y el reconocimiento de millones de personas agradecidas en todo el mundo, razón por la que tantos en el planeta impulsan el movimiento a favor de la entrega del Premio Nobel de la Paz 2021 al contingente Henry Reeve.
Esta cooperación es continuidad de la tradición internacionalista de la Revolución que, desde 1963, ha enviado más de 400 mil colaboradores de la salud a 164 naciones de África, América Latina y Caribe, Medio Oriente, y Asia.
Amigos,
Durante este año, bajo las complejas circunstancias impuestas por la pandemia, el gobierno de EEUU optó por recrudecer el bloqueo económico de forma extrema e inédita. Por vez primera, los daños contabilizados entre abril de 2019 y marzo de 2020, superaron la cifra de 5 mil 500 millones de dólares estadounidenses.
Como consecuencia, hemos afrontado serias dificultades para obtener el equipamiento de alta tecnología, medicamentos y otros insumos necesarios para una mayor precisión en el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes de COVID. Se ha afectado también la recepción de ayuda humanitaria procedente de varios países.
Estados Unidos incrementó, precisamente en este periodo, la persecución de las transacciones financieras, las multas contra bancos y empresas de terceros países y la inclusión de empresas cubanas en listas de entidades restringidas. Continuó además sus intensos esfuerzos para impedir la llegada de combustible a nuestro país, con acciones no convencionales propias de tiempo de guerra. Impuso restricciones unilaterales e injustificadas a la transportación aérea entre los dos países y llegó al extremo de instruir a sus ciudadanos dónde pueden alojarse en Cuba.
Limitó también el envío de remesas, con el propósito de cerrar cualquier entrada de divisas internacionales al país. Y hace apenas unas semanas, anunció nuevas medidas que anulan en la práctica las posibilidades de los cubanos que viven en EEUU de remesar a sus familiares en Cuba por vías seguras e institucionales.
El bloqueo económico carece de justificación política, jurídica y moral, como ha denunciado en innumerables ocasiones la comunidad internacional, incluyendo el gobierno de Japón.
El daño que provoca en el bienestar de la población, en la capacidad del país para satisfacer muchas necesidades y en la garantía de servicios básicos a los ciudadanos es innegable. Es una política genocida, que busca rendir por hambre nuestra voluntad y que renunciemos a la soberanía.
Es por ello que agradecemos el apoyo histórico de la solidaridad japonesa, que ha denunciado sistemáticamente el bloqueo y la agresividad del gobierno de EEUU contra nuestro pueblo. Para nosotros, es primordial que ese respaldo continúe y crezca cada día más, para demostrar que Cuba no está sola en su heroica resistencia frente a la potencia más poderosa de la historia.
Seguiremos contando con ustedes, como ustedes podrán siempre contar con Cuba.
Muchas gracias.
