Dic
11
2015
Sr. Presidente:
En primer lugar expresamos nuestra plena adhesión a la declaración de Sudáfrica a nombre del G-77 y de Ecuador a nombre de CELAC.
Resaltamos la plena vigencia de la Declaración y el Programa de Acción de Copenhague sobre Desarrollo Social, en los que acordamos que la erradicación de la pobreza era el camino principal para el desarrollo. A 20 años de su adopción, si bien se han notado avances en la reducción de la pobreza, muchos de estos logros han sido desiguales y aún no nos acercan al éxito en la lucha contra el hambre, la pobreza y la exclusión social.
La celebración del 20 aniversario de la adopción de la Declaración y el Programa de Acción de Copenhague nos convocan a una reflexión sobre la manera en que debemos plantearnos acciones más efectivas para dar cumplimiento a los objetivos que nos planteamos hace dos décadas y que aún no hemos logrado.
Los compromisos básicos del Desarrollo Social, solo podrán alcanzarse si se cambia el actual orden económico internacional, injusto e insostenible por naturaleza. Insistimos en la necesidad de implementar políticas públicas que fomenten los distintos aspectos del desarrollo social, tomando en consideración el rol fundamental que juegan los Estados en esta materia, en coordinación con otros actores.
Reiteramos la necesidad imperiosa de que se cumplan los compromisos de ayuda al desarrollo por parte de los países desarrollados. Es necesario promover una colaboración internacional genuina y claramente orientada a abordar los graves problemas que enfrenta la humanidad, sin condicionamientos políticos.
La erradicación de la pobreza no depende únicamente del crecimiento económico de un país. Resultan indispensables factores nacionales e internacionales para la creación de un entorno macroeconómico que ayude a erradicar la pobreza y contribuya al logro del pleno empleo y el trabajo productivos.
Sr. Presidente:
El compromiso asumido en 1945 de “promover el progreso social y elevar el nivel de vida” de los pueblos y su desarrollo económico y social, sigue siendo una quimera, cuando 795 millones de personas sufren hambre, 781 millones de adultos son analfabetos y 17 mil niños mueren cada día de enfermedades curables, mientras que los gastos militares anuales en todo el mundo ascienden a más de 1,7 millones de millones de dólares.
Los hechos hablan por sí solos: el intercambio desigual se ha profundizado; la Asistencia Oficial para el Desarrollo se ha contraído en términos reales; la transferencia de tecnología sigue siendo muy limitada y altamente condicionada; los mercados de las economías más avanzadas permanecen restringidos para las exportaciones de los países pobres; la deuda externa se ha pagado varias veces, pero se multiplica continuamente.
A lo anterior se le agrega la carga de las crisis económica y financiera, alimentaria y energética, y el impacto negativo del cambio climático. El actual orden económico y político internacional continúa siendo profundamente injusto e insostenible. Los países del Sur seguimos padeciendo las distorsiones de un orden económico mundial que excluye nuestros intereses legítimos.
Sr. Presidente:
Cuba cumplió los Objetivos de Desarrollo del Milenio y brindó su cooperación a otros países en desarrollo en varios sectores, lo que continuaremos haciendo en la medida de nuestras modestas posibilidades.
La tasa de mortalidad infantil en Cuba es de 4,2 por mil nacidos vivos, entre las más bajas del mundo; y la esperanza de vida al nacer es de 78 años. En nuestro país no hay analfabetos, y contamos con un sistema de salud universal, accesible y gratuito para toda la población. Más de dos tercios del presupuesto del Estado se destinan a elevar los niveles de educación, salud, seguridad y asistencia social, cultura, deporte, y a la investigación científica y técnica, entre otros sectores.
Cuba ha compartido y comparte hoy sus modestos recursos con naciones hermanas. Trabajadores cubanos de la salud, educación y otros sectores prestan su asistencia hoy en 158 naciones del Sur. También, se forman gratuitamente en Cuba, jóvenes de hermanas naciones en áreas de la salud, los deportes, la cultura y la educación.
Igualmente hemos llevado el Programa de Alfabetización cubano “Yo sí Puedo” a 28 países y de forma gratuita hemos devuelto la vista a cientos de miles de pacientes aquejados de problemas oculares en varios países.
Este resultado se ha logrado a pesar persistencia del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, por más de medio siglo, el cual causa daños y privaciones al pueblo cubano, es el principal obstáculo para el desarrollo económico de nuestro país, afecta a otras naciones por su alcance extraterritorial y continúa perjudicando los intereses de los ciudadanos y las compañías estadounidenses.
Señor Presidente:
Por nuestra parte, reiteramos que no renunciaremos jamás a la dignidad, la solidaridad humana y a la justicia social, que son convicciones profundas de nuestra sociedad socialista.
Muchas gracias.
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