Agradecemos la oportunidad de poder participar en este importante Diálogo.
En Cuba desde el año 1999 contamos con plataformas de trabajo para la conservación de la biodiversidad, lo que es muestra de la voluntad política e interés del Estado de proteger la biodiversidad en función de nuestro desarrollo económico. Sin embargo, no siempre se cuenta con los recursos necesarios para identificar las necesidades y problemáticas existentes que permitan definir las líneas de trabajo. Es ahí donde comienza la necesidad de contar con mayor cooperación internacional.
El más reciente ejemplo es el Programa Nacional sobre la Diversidad Biológica elaborado para el período 2016 – 2020, con el apoyo de un proyecto auspiciado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
El Programa cuenta con 5 objetivos y 20 metas. Entre ellas hay 3 relacionadas con los ecosistemas marinos y 3 con los medios de implementación.
La preparación de los recursos humanos, el financiamiento y la transferencia de tecnologías, son especialmente necesarias para manejar los ecosistemas marinos por su mayor grado de complejidad y desconocimiento con respecto a los terrestres.
Así lo demuestra el trabajo que hemos realizado con las áreas marinas protegidas, que actualmente ascienden a 104. De ellas 84 tienen superficie sobre el mar y representan cerca del 25 % de la extensión de la plataforma insular. Para el 2020 nos proponemos conservar el 27% de las zonas marinas y costeras.
En los últimos años hemos conformado alianzas que han permitido potenciar la gestión de las áreas protegidas costero-marinas y la realización de investigaciones científicas, a través de proyectos confinanciados por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, y Organizaciones No Gubernamentales como Nature Canada, y COSPE.
En nuestras áreas marinas protegidas se desarrollan programas de investigación y monitoreo para dar respuesta a problemáticas identificadas, completar vacíos de información, evaluar la efectividad del manejo y proponer nuevas medidas, sobre la base del conocimiento científico. Esto no se puede hacer sin contar con investigadores preparados.
Por tal motivo, una de las acciones del Programa es incrementar la formación de master y doctores en ciencias, ya sea en el país o en el exterior, bajo condiciones que no fomenten el robo de cerebros.
Otra meta importante es lograr la movilización de recursos financieros provenientes de todas las fuentes para aplicar de manera efectiva el Programa Nacional sobre la Diversidad Biológica.
Para ello existen fuentes externas a las que los países en desarrollo, especialmente los pequeños estados insulares, pueden acceder. Entre ellas están además de las mencionadas anteriormente, el Fondo Verde para el Clima y el Fondo de Adaptación al Cambio Climático.
Sin embargo, estos fondos todavía son insuficientes. Para asegurar que todos los necesitados puedan disponer de ellos, es imprescindible que se fortalezca la cooperación internacional y que lo países desarrollados honren sus compromisos internacionales en materia de ayuda oficial para el desarrollo antes del 2020.
Tampoco la mayoría de los mecanismos de financiamiento multilaterales para el medio ambiente permiten la transferencia de tecnologías en condiciones preferenciales y ajustadas a las necesidades de los países en desarrollo, y solo se limitan básicamente a la creación de capacidades. El Mecanismo de Facilitación de la Tecnología establecido en virtud de la Agenda 2030 no puede quedarse solamente en el intercambio de conocimientos.
En ese sentido, un buen ejemplo a seguir es el esquema de cooperación técnica del Organismo Internacional de Energía Atómica, a través del cual los países pueden acceder efectivamente a tecnologías de avanzada en el campo de la energía nuclear y su uso pacífico. Proponemos que esta experiencia se replique en los mecanismos de financiamiento multilaterales disponibles.
Señoras y Señores:
Cuba está comprometida a continuar el arduo trabajo en la conservación de nuestros ecosistemas marino-costeros, los cuales son estratégicos para la economía, alimentación y protección de la vida humana en los asentamientos poblacionales ubicados en nuestras costas.
También asume responsablemente la identificación de todos los focos contaminantes, los clasifica, evalúa y controla sistemáticamente desde la alta dirección del país a través de comisiones nacionales, donde participan las instituciones y las comunidades locales para destinar los recursos materiales y financieros de los que disponemos o identificamos a los que demandan mayor prioridad y elevar el impacto en la reducción de contaminantes que van a las cuencas hidrográficas y finalmente al mar.
Tenemos la esperanza que esta Conferencia contribuya a aunar los esfuerzos y ser consecuentes en tratar al planeta y sus océanos no como una herencia recibida de nuestros padres y abuelos, sino como un préstamo de nuestros hijos y nietos a los que tendremos que dar explicación de lo que hemos hecho con ellos a la hora de devolvérselos.
Muchas gracias.